Flecha casi logra saldar la deuda con el Infierno

Ciclismo | París-Roubaix (Uci protour)

Flecha casi logra saldar la deuda con el Infierno

Flecha casi logra saldar la deuda con el Infierno

afp

Fue tercero en la París-Roubaix que ganó Tom Boonen.

El infierno del ciclismo tiene su meta en Roubaix, Bélgica, desde 1896. Desde entonces ningún español ha sido capaz de apagar sus llamas ni de soportar la tortura de superar sus 259 kilómetros con tramos de pavés (caminos adoquinados llenos de trampas y barro) que totalizaban 54,7 kilómetros en esta edición.

Juan Antonio Flecha, catalán aunque nacido en Argentina, a punto estuvo ayer de saldar una deuda de un país que ha dado un pentacampeón del Tour, un tricampeón del Mundo o dos vencedores de clásicas como la Milán-San Remo. Una cita pendiente con la historia en una de las carreras más bellas, duras y desagradecidas del mundo. Una prueba que, paradójicamente, se decide a veces, como este año, en dos vueltas a un velódromo.

A esos dos giros llegó un trío formado por el reciente ganador del Tour de Flandes, Tom Boonen (Quick Step), el experimentado George Hincapie (Discovery) y Flecha, un clasicómano de 27 años que desde pequeño ha tenido entre sus prioridades vencer a los muros de Flandes o volar sobre el áspero granito de los caminos agrícolas que llevan a Roubaix y no las cimas del Tour.

Exhibición.

Al velódromo llegó Flecha tirando de sus compañeros tras dar una auténtica exhibición de fuerza sobre el traicionero pavés en el que un favorito como Van Petegen cayó y dijo adiós a sus opciones. "En estos tramos hay tipos que matarían a su madre por ganar una posición", resumió Stephen Roche hace años. Es la ley del Infierno del Norte.

Flecha llegó a esos últimos metros del velódromo con la idea de superar de una vez por todas en Roubaix a otro catalán, Miguel Poblet, que había conseguido ser segundo en 1958 y tercero en 1960. Antes se había encargado de hacer la selección definitiva en el último paso por el tramo conocido como Carrefour del l'Abre, el más decisivo antes de meta. Allí dio un latigazo que descolgó a Michaelsen y Backstedt (ganador en 2004). Sólo Boonen e Hincapie le aguantaron, pero su desgaste fue superior. El belga guardó un gramo más de fuerza. Flecha fue tercero, Poblet sigue siendo el mejor español. Y la deuda con el Infierno sigue ahí pendiente pese a Flecha.

"Quiero volver a esta carrera para ganarla"

Juan Antonio Flecha acabó la carrera feliz, aunque se le escapó el triunfo en los últimos metros. La sensación que le dejó la París-Roubaix fue la de "una carrera bonita" a pesar de la dureza. "Después del lío de la Gante-Wevelgem (el belga Nico Mattan se ayudó del rebufo de dos coches para remontarle en los últimos metros) quería ganar por mi y por el Fassa Bortolo. Al final se demostró que Boonen era el más fuerte. Sabía que no tenía muchas posibilidades en un sprint e intenté atacar antes, pero mis piernas ya no me dejaban. Sin embargo, estoy feliz con la tercera plaza", resumió el español, que también se ha dado cuenta de que otra barrera como la de París-Roubaix es franqueable. "Voy a volver para ganar, pero antes tengo que enmendar mi segundo en la Gante-Wevelgem".