Gael Monfils, la perla negra del tenis francés

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Gael Monfils, la perla negra del tenis francés

Gael Monfils, la perla negra del tenis francés

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Con sólo 18 años, otro tenista de color vuelve a suscitar la atención del circuito profesional. En 2004 ganó el Open de Australia, Roland Garros y el US Open júnior. Voces acreditadas le sitúan en lo más alto de la clasificación mundial en poco tiempo. El tenis del futuro podría ser suyo, y de Nadal.

El tenis masculino parece haber encontrado una nueva perla. Responde por Gael Monfils. Es negro, mide 1,91, pesa 72 kilos, tiene tan sólo 18 años y le pega a la bola casi tan fuerte como el bombardero Andy Roddick. En el circuito hay un run-run que le dibuja como un jugador grande, como el nuevo valor que dentro de poco estará metido en el top-ten y que replicará a otro hombre-niño que, posiblemente, escribirá páginas doradas en el tenis del futuro: el español Rafa Nadal.

"Estará entre los diez primeros del mundo al final de esta temporada", avisa Brad Gilbert, precisamente ex técnico de Roddick y voz acreditada en cuestión de estrellas. Monfils fue capaz el año pasado de sacar a 215 kilómetros por hora, ganó tres torneos de Grand Slam júnior (Open de Australia, Roland Garros y Open USA) y el campeonato mundial de la categoría. Eso da idea de su potencial sobre todo tipo de superficies y de su proyección como nueva estrella mediática, lo que ha llevado a Nike a firmarle ya birlándoselo a Puma, que hasta ahora estampaba su logo sobre la ropa de la pantera negra. Nike ya tiene un Tigre (Woods) y la marca americana pretende completar su colección de felinos.

La pasión en Francia por Monfils ya alcanza categoría de cuestión nacional y el capitán de Copa Davis, Guy Forget, se atrevió a llamarle como suplente para el equipo de Copa Davis a primeros de mes eliminó a Suecia. Incluso L'Equipe, poco dado a florituras, lanzó los días previos una sección titulada Los debates de L'Equipe en la que dio voz a los lectores para opinar sobre si Monfils debía jugar. Francia, huérfana últimamente de campeones en el tenis masculino, ve en él la encarnación del último hombre de color que destacó en el tenis: Yannick Noah, el último galo que alzó el trofeo de Roland Garros un lejano 1983. "Le he mostrado que las puertas están abiertas", sintetizó Forget, que luego no le hizo debutar. "La selección no le ha llegado demasiado pronto", sentenció Rémi Barbarin, uno de sus técnicos (se encarga del apartado físico) junto al ex profesional Thierry Champion.

Invitaciones.

El camino para un novel no es fácil en el circuito, porque aunque venga con un pedigrí en categorías inferiores, debe pasar por la criba de las wild-card, las invitaciones, para hacerse hueco en los torneos. La primera que recibió para un Grand Slam la aprovechó, convirtiéndose en el jugador más joven en vencer en su primer partido de un grande. En Miami, ayer, tuvo la oportunidad de meterse entre los 100 primeros del mundo, pero el experimentado Hrbaty le tumbó (6-3, 6-3). "Hace un año estaba disputando el Futures (torneo menor) de Grasse", se consoló el hijo de Sylvette, de la Martinica, y de el ex futbolista Rubin, de Guadalupe, la nueva perla negra del tenis.