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Esquí | C. del Mundo

La hija de los porteros ya está en lo alto del podio

Con 28 años le llegó el premio

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M aría José Rienda (Monachil, Granada, 12-6-1975) entra dentro de esa categoría de deportistas españoles que van de Quijote por la vida. Hasta hace poco casi hacía la guerra por su cuenta, con una Federación que parecía la Casa de los líos hasta que llegó Eduardo Roldán y aún así conseguía salir airosa de batallas por los desiertos blancos de medio mundo viniendo de un país de secano. Esta granadina sin mala folla, de sonrisa franca, no responde al estereotipo del pijo que se acerca a la nieve. María José vería a muchos así desfilando por delante de la portería en la que trabajaban sus padres, Rafael y Rocío, en un edificio de apartamentos de Sierra Nevada. No comenzó en ningún club de élite, sino que dio sus primeros pasos en la Escuela Esquí de Sierra Nevada, "donde en lugar de darnos gimnasia, nos llevaban a las pistas". Allí, por cierto, coincidió con el torero David Fandila 'El Fandi', a quien Paco Fernández Ochoa ayudó primero en las pistas y luego de novillero.

Su bautismo blanco tuvo lugar con 9 años, a los 14 comenzó a tomárselo en serio y desde entonces ya suma 16 en la alta competición, viendo cómo compañeras de generación como Ana Geli, Mónica Bosch y Ana Galindo tiraban la toalla ("era una época diferente, muy dura", recuerda). O padeciendo por sus hermanos, Raquel y Daniel, que llegaron a la Selección y luego lo dejaron falta de apoyo económico y lesiones.

Hace dos años se casó con Ángel y también comenzó a trabajar con el psicólogo Fernando Gimeno, que tenía claro que Rienda tenía que explotar: "Cuanto más aprenda a arriesgar menos fallará, y estará seguro en el podio". Aprendió, a arriesgar y a hacer frente a la soledad, buscando a compañeras de entrenamiento como Tina Maze o Martina Ertl ("antes tenía que preguntar para entrenarme con ellas y ahora me buscan a mí"). Y con 28 años ha encontrado premio. "Soy una superviviente del esquí", relata orgullosa la hija de los porteros.