Nacido para ser campeón

El boxeo se hace grande cuando hay buenos peleadores, campeones, tipos rodados a base de esfuerzo y sacrificio, de muchas horas en el gimnasio, de muchas mañanas solitarias por el campo, de batallas con los sparrings y de peleas a cara de perro sobre el cuadrilátero. Los campeones de boxeo son especies a extinguir. Pero todavía quedan. Uno de ellos se llama Karim Quibir. Está listo. Es un diamante entre la nada. Ha crecido en medio de un boxeo español moribundo, sólo Castillejo el Lince y poco más. Karim tiene pinta de peleador de otra época. Fuerte, un auténtico guerrero y un pegador. Está invicto en 25 combates. Su manager Enrique Soria, un experto que se pasa al allanar la carrera a sus boxeadores, le ha tenido que poner rivales de verdad. Y Karim ha superado las pruebas: Aspirina, William de Sousa y Tuncay Kaya. Y ahora ya toca el título de Europa: el día 29, en la Plaza de Vistalegre madrileña. Hace 25 años que ningún español conquista el título de Europa de los gallos.

El último que lo ganó fue Juan Francisco Rodríguez. Y antes lo tuvieron Carlos Flix, Luis Romero, Mimoun Ben Ali, Agustín Senín y Bob Allotey. El campeón europeo es italiano, Simone Maludrottu, 17 peleas y una derrota, que acaba de destronar al francés Federic Patras. Yo creo que Quibir lo tiene todo para situarse en lo más alto. El día 29 quienes vayan a Vistalegre -todavía no hay televisión para uno de los mejores combates que puede celebrarse en España, ellos se lo pierden- asistirán al nacimiento de un campeón. Sabe que es ahora o nunca. Será una batalla de verdad, como en los viejos tiempos. Karim retrasará el reloj a la mejor época del pugilismo. Si les gusta el boxeo, no se lo pierdan.