Desde Marathon hasta Atenas en silla de ruedas

Los Juegos Paralímpicos vivieron ayer con intensidad la prueba que tiene origen en la ciudad griega de Marathon. Los deportistas paralímpicos recorrieron exactamente los mismos 42,195 kilómetros que fundieron a la británica Paula Radcliffe.

Aunque los tiempos de un maratoniano en silla de ruedas son mejores que el de un olímpico -el ganador en la categoría más rápida, el australiano Kart Fearnley, invirtió 1h 25:37- el sufrimiento es también considerable, ya que la silla se mueve exclusivamente por tracción manual. Las sillas, que son las zapatillas del atleta, es imprescindible que estén hechas a medida y su precio ronda los 6.000 euros.

Incluso, si pincha alguna de sus ruedas, son los mismos atletas los que cambian el tubular en carrera, una operación en la que pierden unos cinco minutos.

España contaba para el maratón con la participación de tres atletas de silla de ruedas. El recorrido era durísimo, con constantes subidas y bajadas. En las cuestas lo pasas fatal porque te quedas clavado, explicaba tras la prueba el catalán Roger Puigbó, que el 21º con un tiempo de 1h 43:50. Vicente Arzo fue 27º (2h 00:50). En la categoría más lenta, el español Ramón Pla, fue séptimo con un tiempo de 2h 58:44. Pero tan duro como el recorrido fue el madrugón de los participantes.