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Sebastián Rodríguez

"Cuando estuve en la cárcel podía nadar con la mente"

A sus 47 años suma dos oros, pero a Rodríguez Veloso se le conoce más porque fue condenado a 10 años por su vinculación con el GRAPO. Una huelga de hambre de 400 días le dejó en silla de ruedas.

Sebastián Rodríguez
SERVIMEDIA

En Sydney ganó cinco oros y batió cinco récords del mundo, ¿cómo se logra a sus 47 años ganar a chavales de 20?

Lo consigo entrenándome y cuidándome mucho, aunque no siempre. A mí también me gustan mis fiestas, mis whiskies Y sobre todo gracias a amigos míos médicos, técnicos que me cuidan y me preparan, porque uno de los principales problemas que tenemos los paralímpicos es el económico. Ya sé que lloramos mucho, pero es así.

Bueno, pero se habla de la creación de un programa de ayudas similar al Plan ADO

No me creo nada porque desde que estoy metido en este mundo siempre que vienen unos Juegos los dirigentes vienen, se hacen las fotos y prometen muchas cosas. De momento, el que se está pagando las medallas soy yo. Yo me puedo permitir este lujo y perder horas y dinero de trabajo porque no tengo una familia que mantener.

A usted se le conoce más por su vinculación con el GRAPO que por sus hazañas paralímpicas, ¿está cansado de que se lo recuerden?

Mi pasado está ahí y yo no puedo coger una goma y borrarlo. Es un proceso de aquella época. Yo viví una situación y crees entonces en una serie de cosas que no digo que no crea ahora mismo Yo creo en el ser humano y en un mundo para todos, sin injusticias ni diferencias.

¿Ahora, en el año 2004, se plantea si le mereció la pena todo aquello vistas las graves secuelas que le dejó?

Esa pregunta no se la voy a contestar. ¿Por mis secuelas? No pasa nada. Hay que tomar las cosas como vienen. Por estar en una silla de ruedas no se acaba el mundo.

Ya sé que no le gusta hablar de este tema, pero, ¿qué se le pasó por la cabeza el 11-M?

Te levantas el 11-M y te dices, Dios, esto qué carallo es, a dónde estamos llevando el mundo. Yo he conocido a muchos de esos iraníes, iraquíes, palestinos y nunca he entendido cómo pueden llegar a inmolarse de esa forma. Pero, claro, eso le llevaría a usted a decirme: ¿Y usted? Por eso no quiero entrar en esa dinámica.

Sí, pero el 11-M fue un suceso que ocurrió en España de un gran impacto mundial

Sentí lo mismo que cuando las Torres Gemelas, la invasión de Iraq Yo soy ateo, pero la primera impresión fue preguntarme: ¿Dios, a dónde vamos? Me asustó la situación del 11-M porque las cosas no se quedan ahí, todo tiene una reacción.

¿En los diez años que estuvo en la cárcel, usted nadaba?

No, sólo un poco en la última etapa.

¿Entonces estuvo diez años sin nadar?

-Sí.

¿Y había nadado siempre?

Sí, es mi deporte de siempre. Nací en Cádiz y de niño practicaba en la playa.

¿Cómo se lleva eso para alguien que le gusta tanto nadar?

-Bueno, está la mente

¿Y usted nada con la mente, como el protagonista de Mar Adentro, Ramón Sampedro, que viajaba con la mente hasta el mar?

Yo me he identificado mucho con esa persona cuando estaba preso de su cuerpo. Yo estaba preso en la celda y he hecho muchas cosas. Siempre he dicho que lo que tenía preso era el cuerpo, pero la mente no.

¿Tiene una mente fuerte?

En la natación, el 90% es psicológico.

¿Y en qué piensa mientras nada?

Canto, chillo, me mosqueo, no me mosqueo

¿Qué aficiones tiene?

Me gusta navegar en un pequeño barco. Este año saqué la titulación. La música clásica, pop Me gusta leer, aunque últimamente tengo poco tiempo.

¿Cuál es su libro favorito?

A mí me ha marcado muchísimo El Quijote y lo he leído unas cuantas veces. Me gusta leerlo cuando tengo tiempo y ponerme en situación. Me meto en La Mancha, con un calor