Phelps ganó sentado su octava medalla

Será discutible, pero es la realidad: Michael Phelps se convirtió ayer en el ser humano viviente más laureado en unos Juegos Olímpicos... después de Mark Spitz. Su posta en mariposa en las series del relevo 4x100 estilos, el viernes, terminó proporcionándole la sexta medalla de oro de estos Juegos, que son ocho si le suman los dos bronces del 200 libre y el 4x200 libre. Spitz a un lado, todavía hubo otra nadadora capaz de ganar seis medallas de oro individuales en unos solos Juegos Olímpicos: Kristin Otto, la reina de las valquirias de Alemania del Este, en 1988, en Seúl.

Iguala récord.

Así, en bruto, Phelps iguala el récord de medallas del gimnasta soviético Dityatin en los Juegos de Moscú 1980. Pero técnicamente, los seis oros de Phelps son mucho mejores que los tres oros, cuatro platas y un bronce de Dityatin. Además, éste firmó su plusmarca en Moscú dentro unos Juegos boicoteados, entre otros, por los genios de la gimnasia japonesa: en Montreal, en 1976, Andrianov, Kato y Tsukahara habían dejado a Dityatin fuera del podio individual. Y en 1980 ya llegaba Koji Gushiken...

No entiendo de ningún otro récord que no sea el mío. Nunca había ganado una sola medalla olímpica, y me llevo ocho a mi pueblo. Por supuesto que iré a Pekín, en 2008, dijo Phelps. Desde este otoño que se echa encima, el pueblo de Mike Phelps no será Rodgers Forge, un suburbio de Baltimore. Al hombre que ha hecho temblar a Spitz, habrá que encontrarle en Ann Arbor: en la Universidad de Michigan. Allí le ha salido trabajo a Bob Bowman, su entrenador y gurú. Y donde va Bowman, va Phelps, con unos deberes semanales de, más o menos, 50.000 metros de piscina: 50 kilómetros en series para cada semana de invierno en Ann Arbor.

Explicaremos la secuencia. El día decisivo de Phelps fue el viernes. Por la mañana, se tiró en mariposa, dentro de las series del 4x100 estilos, con el equipo B estadounidense. Así, de acuerdo a las normas de la Federación Internacional de Natación (FINA), Phelps ya ganaba oficialmente una medalla aunque no nadase en la final: sólo si el equipo A de Estados Unidos acababa ganando esa medalla. Por la tarde, y por cuatro centésimas, Phelps sometió a Crocker en la final del 100 mariposa y, con su quinto oro, se hizo acreedor al puesto de titular en la final del 4x100 estilos. Pero en un gesto de compañerismo o brindis al tendido, Phelps cedió su plaza en la final al pobre Crocker. Digamos que ya estaba dentro del autobús de la medalla, y, gentilmente, le cedió al derrotado Crocker el asiento de los inválidos.

Desde la grada.

Y en la final del 4x100 estilos, el equipo A de Estados Unidos, con Phelps animando en la grada, ganó la medalla de oro para América: la octava en total para Phelps (sexta de oro), y la primera los otros tres que nadaron con el fenómeno de Maryland en semifinales: Krayzelburg, Gangloff y Walker. Phelps se quedó sin el récord del mundo que batió ese equipo A estadounidense, Peirsol, Hansen, Crocker y Lezak: 3:30.68. Los alemanes y los japoneses (con Kitajima batido por Hansen) llegaron a una distancia... galáctica.

Por otro lado, el 1.500 masculino estuvo controlado por Australia: Hackett volvió a ganar a los americanos, que tenían una prima de un millón de dólares de su federación (USA Swimming) para quien se colgara el oro y derrotase a Torpedito Hackett. Estados Unidos no gana esa final desde Los Angeles-84, con Michael OBrien. Los de ahora nadan menos que OBrien. Phelps nada más que casi todos. Va a por Thorpe, del que dice que es el rey y a por el mito de Spitz. A ver qué sale de esa piscina de Michigan.

El mito de Mark spitz sigue vivo

Mark Spitz puede permanecer tranquilo otros cuatro años más ya que su récord de siete oros olímpicos ganados en los Juegos de Múnich 1972 en los 100 y 200 metros libres, los 100 y 200 mariposa, y en los relevos, 4x100 libres, 4x200 libres y 4x100 estilos sigue intacto.