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Golf | PGA

Toda la elite, menos Tiger, en la lucha por el título

Sólo Jiménez aguanta vivo entre los españoles

Briny Baird sigue en cabeza.

Este es el PGA de los de siempre, los mismos nombres, las mismas caras, y el espontáneo de turno. Singh, Mickelson, Clarke, Els, Leonard... los mejores. Y en medio, Briny Baird, que se llama Michael, y que anda metido en la pelea por el título. El domingo decidirá. Al cierre de esta edición, líderes y aspirantes rondaban los nueve bajo par. Es mucha tela para lo que todavía queda por delante. Sólo el zurdo Mickelson simultaneó birdies con un putt de lujo. Mientras, Ernie Els (segundo en Masters y US Open) suspiraba para que su driver no le juegue más malas pasadas. Si consigue ir recto puede romper el maleficio. El llamado Día del Movimiento en el PGA lo dejó todo más o menos igual, con la pugna en todo lo alto y sólo el norirlandés Darren Clarke defendiendo el honor europeo.

Despedimos el viernes tanto a José María Olazábal y Sergio García tratando de cambiar su propio destino, la suerte de los grandes torneos, no los que dan más dinero, los que brindan el prestigio que tanto buscan. Sergio es de esos que ha ganado muchos torneos millonarios, dos en este mismo año por ejemplo, pero aseguramos que los cambiaría por un PGA, Masters, British o US Open que se le pusiera delante. García no pasó el corte por un bogey en su último hoyo del viernes. Quizá sea mejor así, porque ver a El Niño pasearse sin opciones de triunfo durante todo un fin de semana no es recomendable.

Chema Olazábal, como ya escribimos ayer, debió quedarse sin sangre tras el triple bogey del 17. Poco a poco fue sumando putts errados y acabó con registros de aficionado en el green. Con 36 putts (dos por hoyo de media) no se puede competir a este nivel. La esperanza reside en que su golf desde el tee ha ganado muchos enteros.

Y como la tornas han cambiado, Miguel Ángel Jiménez es nuestro clavo ardiendo. El malagueño bordó el golf el viernes, rompió con la mejor tarjeta del torneo. Ayer, al cierre de esta edición, veía como el sábado se le había colocado de espaldas. Una auténtica pena. Los líderes le quedan lejos.

Woods mejora.

En la casa club ya descansaba Tiger Woods, con dos 69 seguidos (viernes y sábado). Agotado se quedó. Tanto que no parece que con -3 al total llegue a tiempo para poder luchar por el PGA. Todo pues pasar en la última jornada. Este campo de Wisconsin tiene miga. El viento lo condiciona de todo, como casi siempre. Seis o siete golpes de ventaja son muchos, aunque para Tiger Woods, ¿quién sabe?