El velero más poderoso que existe

Hoy por hoy, el Alinghi sigue siendo la máquina de navegación a vela más poderosa que existe. No muy lejos quedan los ecos de la 31ª Copa América, en la que los suizos humillaron a todos sus rivales. Han pasado 16 meses desde aquella gran victoria y ahora, a las puertas de una nueva edición, un pequeño grupo de informadores, entre los que se encontraba este periodista, pudo navegar en el barco suizo. Me coloco en la parte trasera del barco, con cuidado de que la gigantesca botavara no me golpee y que su carril de giro no me aprisione el pie, porque me lo podría cortar como si fuese mantequilla.

La tripulación toma datos y planifica las maniobras y sólo se escucha el sonido de 24 toneladas de fibra de carbono deslizándose por el agua y tomando velocidad. Se escucha el choque de las escotas contra el viento, el chirrido de las poleas y de repente, un grito de Peter Holmberg, uno de los patrones: ¡Tack! (¡Virada!). Todo el Alinghi se agita, cada hombre va a su puesto, el barco se inclina casi 45 grados, pero todo el mundo mantiene el equilibrio. A mí me cuesta más, pero sigo en pie. Toneladas de fibra de carbono vuelan sobre las aguas. Se iza el gigantesco spi de casi 400 metros cuadrados y el Alinghi toma una velocidad de vértigo. Vila calcula el rumbo a seguir. Poco después, Calafat, que ha apuntado el comportamiento del barco en su block de notas, comenta que todo ha ido bien. Yo diría que más que bien. Es lo más grande que me ha pasado en el mundo de la vela. Ya me puedo morir.