El Tour mantiene sus índices de audiencia

La sombra del dopaje en el ciclismo, que tuvo su punto más álgido con el caso Manzano, amenazaba con una fuerte caída de los índices de audiencia en la carrera más importante del calendario ciclista: el Tour de Francia. Nada más lejos de la realidad ya que, aunque se haya producido un descenso en el número de espectadores, éste ha sido imperceptible. En concreto, las seis primeras jornadas de la ronda gala han arrojado un descenso de tan sólo 26.000 espectadores con respecto al año anterior y 124.000 televidentes si cogemos los índices de 2002.

Teniendo en cuenta las convulsiones extradeportivas vividas en el ciclismo en el último año, con esas evidencias sobre el consumo de productos dopantes, ésto no ha afectado excesivamente a la fidelidad de los aficionados hacia los Mayo, Armstrong, Heras y compañía, toda vez que el asalto al trono del americano es la principal motivación para el seguidor español. Con Joseba Beloki y Óscar Freire alejados de las carreteras de Francia, las esperanzas de los españoles se encarnan Heras, Mancebo, Mayo...y en la llegada de la montaña.

La montaña espera.

El prólogo de 6,5 km disputado en Lieja obtuvo 977.000 espectadores, cifra que cayó hasta los 861.000 que disfrutaron de la primera etapa. Esto demuestra que las etapas llanas, y con llegadas al sprint, no enganchan al aficionado. En contraposición, las contrarreloj y las etapas de montaña son las disciplinas preferidas. Así, en los últimos tres años se puede apreciar un incremento sustancial de los índices de audiencia al llegar la cuarta etapa, jornada en la que se corre la contrarreloj por equipos. Cuando el Tour reinicia la disputa de las etapas llanas, la audiencia baja. El sprint no gusta.