Buenas vibraciones
Ol videmos el pasado y la plaga de lesiones que ha tenido a Juan Carlos Ferrero aparcado en el gimnasio de su club en Villena. El valenciano apareció ayer en Wimbledon fresco, liberado de la obligación de defender el título de Roland Garros que fue lo que le hizo aparecer por París sin estar en condiciones.
Aunque la hierba no es su hábital natural, al final se impuso la clase de Ferrero sin prisa pero sin pausa. Mientras, el francés Julien Boutter asistió, impotente, a una buena clase de tenis. Porque aunque en Wimbledon el principal argumento es el servicio, la gama de golpes de Ferrero también hace disfrutar a los aficionados y a los rivales, ya talluditos como Boutter, sin grandes aspiraciones.
Las buenas vibraciones que nos ofreció Ferrero no debe hacernos olvidar que, ahora mismo, no está para ganar en este santuario del tenis mundial. El valenciano debe estar al 110 por ciento para vencer aquí y saliendo de un rosario de lesiones eso es imposible. Pero la temporada es larga y los compromisos que restan son muchos e importantes.
España tiene la gran oportunidad de reconquistar la Copa Davis (en septiembre nos espera Francia en Alicante y en diciembre debemos recibir en Madrid a Estados Unidos) y para conseguir ese objetivo es vital la aportación de Juanqui. Ferrero ya está aquí y su puesta en escena en Wimbledon nos hace confiar en que los triunfos volverán.