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Contentar al aficionado y cuidar la caja

Un recalentar la pizza. Una disyuntiva tan vieja como lacerante. Contentar al aficionado o asegurar la pervivencia económica de la entidad. Hace unos meses la Liga de Fútbol Profesional encargó un estudio sobre lo que opinan los españoles de los clubs. Ausencia de sorpresas en las respuestas y una contradicción difícil de esquivar: más de la mitad de los encuestados consideran que la economía es el principal problema de los clubs... y dos terceras partes estiman que se debe dar prioridad a los objetivos deportivos, aunque se incremente el déficit de la entidad. Como pedir a una mesalina que sea buena profesional sin perder la castidad.

A los directivos cada vez les cuesta más patear hacia delante un balón que "pesa" casi 3.000 millones de euros. La deuda global del fútbol profesional, incluida Hacienda. Avanzar unos centímetros supone trabajar como diez peones para vivir como un modesto albañil. Un necesario correctivo al despilfarro de hace unos años. Derroche y pésima gestión que, dicho sea de paso, contó con muy pocas voces discrepantes... hasta que se vislumbró la puerta de entrada a la ruina. Al aficionado siempre le importará más el gol que la caja. A cierto presidente se le coreaba "tacaño, tacaño" cuando hacía su aparición en el palco; durante toda la temporada. A la siguiente realizó un importante esfuerzo económico en fichajes... y el equipo perdió la categoría. Gajes del fútbol. Y colosal incremento de la deuda del club.

Casi la mitad de los encuestados cree que la gestión económica empeora y un 60% reclama una mejor atención a la cantera. No existe constancia sobre si les interrogaron a cerca del grado de paciencia que estarían dispuestos a aportar. En materia de compras está demostrado que los aficionados otorgan una permisividad fenomenal, otra cosa es en el terreno deportivo. Subir a jugadores de las categorías inferiores y dejarlos crecer futbolísticamente requiere tiempo y comprensión. Un bien escaso. Embridar las ansias de gasto sin perder competitividad, un lance difícil para quienes han construido el ruinoso escenario actual.