El Quijote ciclista
Amediados de los años cincuenta comenzó a llamar la atención de los aficionados un corredor ciclista cuya costumbre era realizar grandes escapadas en solitario. Muchas veces alcanzaba el éxito. De inmediato se le comparó con Bernardo Ruiz, una de las figuras de entonces. Poseía, como el de Orihuela, fuerza, resistencia y una moral a prueba de bombas. Fernando Manzaneque era manchego, de Campo de Criptana y sus cabalgadas aventureras le valieron comparaciones con las del jinete de Rocinante. Antes de existir la tele, el ciclismo era un deporte básicamente literario. Poco a poco fue haciéndose con un nutrido palmarés. Su regularidad le garantizaba buenas clasificaciones en la mayoría de las carreras por etapas.
En 1959 participó en la selección española que ayudó a Bahamontes a conseguir el triunfo en París, primero de un compatriota en la historia del Tour. Con el mismo Bahamontes y Suárez consiguió para Castilla el hoy desaparecido Campeonato de España por Regiones, casi monopolizado por Cataluña. Estuvo a punto de lucir el maillot amarillo del Tour a costa del mismísimo Anquetil, cuando mantuvo una larga escapada camino de Thonon. Su fuerte carácter y su sentido de la justicia le llevaron a sostener peleas en el transcurso de algunas carreras, como la célebre que sostuvo con Vito Taccone en el Tour. El Quijote del ciclismo tuvo además una larga carrera profesional. Descanse en paz.