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Selección | Eurocopa 2004

Pelayo soñó dónde estaba Santiago

Tripulaciones angelicales y naves de mármol trajeron el cuerpo del apóstol

J. MORA
Torres, ayer, con el apóstol

Santiago predicó por tierras de Valencia, Zaragoza y Galicia. Después regresó a Jerusalén. No vivió mucho tiempo más. En el año 44, Herodes ordenó decapitarle. Los discípulos recogieron su cadáver para darle sepultura. La costumbre era que fuera enterrado allí donde hubiera predicado.

Las lagunas históricas empiezan después de que el cuerpo de Santiago fuera embarcado en Jaffa. Ese vacío fue propicio para la aparición de tripulaciones angelicales, naves mágicas que se transformaban en arcas de mármol, dragones y fieras que se amansaban al paso del cortejo fúnebre, camino del lugar santo. A continuación, la figura de Santiago inició un sueño de 800 años.

Sobre el año 813, un individuo del que sólo se sabe el nombre, Pelayo, se había retirado al bosque de Libredón para realizar vida ermitaña. Pelayo sueña con una lluvia de estrellas que cae sobre un punto determinado. Interpreta la visión como un mensaje divino y comienza a buscar. Descubre un sepulcro -nada extraño, por otra parte, pues allí había una necrópolis- y da cuenta al obispo Teodomiro del hallazgo. El lugar, llamado campo de estrellas, dio origen al nombre de Compostela, campus estela.

El obispo certifica que los restos pertenecen al apóstol Santiago. Reconstruye la historia aseverando que la nave donde fue depositado el cadáver en Palestina llegó hasta el puerto de Iria Flavia, el actual Padrón. Así se explicaba la aparición de los restos a 38 kilómetros del punto de desembarco, aguas arriba del río Ulla y en medio de la calzada romana que unía Padrón con Betanzos.

El rey Alfonso II el Casto, necesitado de una figura que apadrinara la Reconquista, nombra a Santiago patrón de España. En el año 840 se inician las peregrinaciones a la tumba. Hasta nuestros días.