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La historia de la eurocopa (7) | Bélgica-1972

Superioridad total de los germanos

En esta edición, por vez primera se permitieron las sustituciones, los árbitros utilizaron las tarjetas, los desempates se resolvieron con lanzamientos de penaltis y se hizo realidad que el fútbol es un juego de once contra once que al final ganan los alemanes; claro, que tenían a Beckenbauer, Netzer, Müller, Maier, Breitner... España no pasó a cuartos de final y por vez primera jugó en Moscú.

Bernardo de Salazar
<b>GOL DE LA TRANQUILIDAD.</B> Wimmer marca el segundo gol, distancia insalvable para los rusos.

Treinta y dos selecciones, como cuatro años antes, fueron agrupadas en ocho liguillas clasificatorias. Salvo en los grupos sexto y octavo, donde la superioridad de italianos y alemanes federales fue manifiesta, en todos los demás hubo lucha cerrada para obtener la clasificación. Rumanía se impuso a Checoslovaquia por goal-average; Hungría gracias a su victoria en París distanció a búlgaros y franceses; Inglaterra, a duras penas empató con Suiza en Wembley; Bélgica obtuvo su pase empatando su último encuentro en Portugal; Yugoslavia mantuvo un duelo encarnizado con Holanda y los alemanes orientales. ¿Y España? Pudo clasificarse si en Sevilla hubiese batido una sola vez al ruso Rudakov. No lo consiguió. Anteriormente había viajado por vez primera a Moscú, acompañada por un gran número de aficionados curiosos de conocer la ciudad santa del comunismo. Se perdió con un juego desangelado e ineficaz.

A quienes contemplamos por televisión (en blanco y negro, por supuesto) el partido de Wembley entre ingleses y alemanes no nos quedó duda de quién tenía casi todas las bazas para ser campeón. El juego desarrollado por Günter Netzer aquel 29 de abril fue espectacular, tanto por su brillantez como por su eficacia. Su recuerdo, todavía hoy, confirma la belleza que puede exhibir un partido de fútbol. Tampoco los otros tres equipos locales supieron sacar ventaja en su terreno de juego.

En los encuentros de vuelta, gracias a Van Moer y Van Himst los belgas dejaron en la cuneta a los azzurri, mientras los soviéticos daban buena cuenta de los yugoslavos. Húngaros y rumanos no deshicieron la igualdad y tuvieron que acudir a un desempate en Belgrado, donde Szoke dio el pase a los magiares cuando se cumplía el tiempo. Se esperaba otra exhibición de los alemanes. Inglaterra jugó un supercerrojo temiendo una humillante derrota, pero los de Beckenbauer apenas se esforzaron por conseguir el triunfo. ¡Qué decepción!

La fase final tuvo lugar en Bélgica. Un público entusiasta animó a los anfitriones hasta el pitido final en el Bosuil de Amberes. No tuvieron premio porque dos goles de Torpedo Müller superaron el conseguido por Polleunis. En la otra semifinal la suerte y el acierto cayeron del lado soviético. Rudakov detuvo un penalti y Konkov marcó el solitario gol que permitía a los de la CCCP jugar su tercera final. (CCCP son las letras del alfabeto cirílico que equivalen a las SSSR del nuestro y que en español traducimos por URSS)

La final se disputó el 18 de junio, a las cuatro de la tarde, en Bruselas. Los alemanes fueron muy superiores.