¿Casillas o bufones?
Nunca he conseguido entender la desconfianza que los dirigentes madridistas mantienen hacia Casillas. Primero, ante el relevo de Illgner, apostaron por Albano Bizzarri considerando a Iker un joven inexperto. En pocos partidos el joven canterano demostró su superioridad y se hizo con el puesto de titular. Después montaron un cirio con la llegada de César. Hubo un momento en que el ex-vallisoletano gozó de los galones de mando. Su lesión en Glasgow permitió que, en pocos minutos, Casillas demostrase de nuevo su magnífica categoría de guardameta. Sus intervenciones en los últimos minutos de Hampden Park fueron antológicas. En el Mundial asiático refrendó su enorme categoría y se hizo titular indiscutible.
En esta temporada, el Real Madrid ha llegado a las últimas jornadas ligueras con posibilidades de obtener el título gracias a sus mágicas intervenciones (sin olvidar los goles de Ronaldo) y a pesar de tener una defensa frágil y a veces inexperta. ¿Que tiene defectos? Que se le corrijan; para eso hay un entrenador de porteros. En este país, donde tanto prolifera actualmente (sobre todo en programas televisivos) una profesión hace siglos felizmente desaparecida, no parece necesario buscar bufones en el extranjero. Zamora, Iríbar, Arconada y Casillas son el póker de ases de nuestra baraja nacional y sobra el mono o comodín. Hace tres años voté a Casillas como Balón de oro. Hoy es mejor.