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El tapado australiano

En este punto de competición se empiezan a cruzar apuestas por París sobre posibles vencedores. Unos, los románticos, creen en la opción de Gustavo Kuerten para que siga con su romance parisino y aumente a cuatro sus triunfos en este mundial de la tierra batida. Su victoria sobre Feliciano le refuerza aún más y no sólo ante los bookmakers. Otros, más pragmáticos, piensan que el vencedor debe ser el superviviente del partido entre Carlos Moyá y Guillermo Coria, los reyes de la arcilla en este ejercicio.

Pero casi nadie ha reparado en la presencia en cuartos de Lleyton Hewitt. Este depredador australiano se ha plantado ahí de puntillas, sin hacer ruido. Afrontó el torneo sin máximas exigencias, porque su nivel de juego actual dista mucho de aquel voraz e intransigente que le llevó a ser número uno mundial en 2001. No se ha enfrentado a grandes ilustres del circuito, aunque entre sus víctimas está el último finalista, el holandés Verkerk.

Su próximo rival será Gaudio, que tampoco deber ser un muro infranqueable para él y puestos en semifinales será un mal rival. Hewitt es de los que se transforma cuando huele un título. Se crece en los grandes escenarios y será muy difícil de batir para cualquiera. Este año lleva dos torneos en el zurrón y es el sexto en la carrera de campeones. Ojo con Lleyton.