Mercado de cartón piedra
Noticias relacionadas
El pasado verano me decía un presidente de fútbol que el mercado de verano era una gran mentira, que el noventa por ciento de las operaciones se realizaban sin dinero real. Era un simple cambio de cromos, recolocar letras de peloteo, lo más parecido a cuando jugábamos al Monopoly de pequeños. En muchos casos servía para cuadrar balances, engordar pasivos o pagar viejos favores entre presidentes. Vamos, que tú tasabas en mil millones el traspaso de un jugador, pero no veías un duro. Apuntaba que para tocar billetes de verdad tenían que entrar en el juego los equipos grandes, o sea, Madrid, Barça y los dos o tres poderosos de Inglaterra e Italia. Si repasan las contrataciones del último año, eso es lo que ha ocurrido. Ronaldinho, Beckham, Crespo, Makelele, Verón, Reyes y Samuel...
La crisis no ha pasado. Equipos como Depor y Valencia necesitan vender a Diego Tristán o Baraja si quieren incorporarse al mercado de contrataciones. El Barça lo hará porque las entidades financieras han sido generosas con Laporta. Y el Madrid sigue tirando de las torres para cazar voluntades con dinero fresco. Fuera, el único que parece ir sobrado es Abramovich. Mientras tenga el dinero por castigo y la intención de gastar en fútbol lo que gana en petróleo, el meneo está asegurado. La capacidad de maniobra del resto se limita a que les toque el gordo y luego lo pueden repartir con pequeños fichajes con el resto. Eso, o tener a un tipo como Monchi, del Sevilla, que mientras el resto de directores deportivos mira a las musarañas, él se saca de la manga a Alves o Baptista.
