El final del túnel
Alex Corretja está de vuelta y eso es una buena noticia para el tenis español, aunque el presente esté capitalizado por ilustres apellidos como Ferrero y Moyá y el futuro inmediato sea de los Nadal, Verdasco o Nicolás Almagro. Pero Corretja siempre ha sido una referencia, un ejemplo, para sus compañeros de profesión y no podía dejar apagar la llama de su tenis en una lenta agonía.
Tal y como dice en la página de al lado, Andre Agassi, buen amigo suyo, le recomendó que se retirara cuando en 2003 se le apagaron las luces y a todo lo más que aspiraba era a ser eliminado en las primeras rondas de casi todos los torneos. Era una forma de evitarle sufrimientos. Pero a sus 30 años llegó a la conclusión de que no podía poner fin a una notable carrera (llegó a ser el número 3 del mundo en 1998, año en el que jugó la final de Roland Garros). Quiso darse una nueva oportunidad, cambió de hábitos, de entrenador y ha recuperado las buenas sensaciones tenísticas. En París, ya ha dado pasaporte a Gambill y Srichaphan y antes ya ha obtenido buenos triunfos ante Ferrero en Montecarlo o Verkerk en Australia. Ya ve el final del túnel y tiene la ventaja de un cuadro amable en la gran cita parisina. Alex no quiere hacerse ilusiones porque se ha llevado muchos palos, pero hay que contar con él.