Hay quien piensa (yo) que Samuel ya jugará esta noche. Si la defensa falla, Samuel; si no lo hace, Samuel. Eso dejará los pañuelos en su sitio y distraerá de otros asuntos; sé lo que están pensando, pero no basta con ser listo, también hay que tener dinero. Con Samuel presente, aunque sea en espíritu, el Real Madrid luchará (es un decir) por el segundo puesto de la Liga, ese que da acceso directo a la Champions y permite hacer una provechosa gira en verano por Asia y Estados Unidos, ese puesto que depende de una victoria propia y de un traspié del Barcelona en Zaragoza, cosa rara. Si en lugar de victoria hay derrota, un triunfo del Deportivo dejaría al Madrid cuarto, la misma miseria que ser tercero, tocará entonces disputar la previa de la Liga de Campeones que no lo fueron.
El encuentro de esta noche es el último juicio al Madrid de Queiroz, al de la filosofía de Zidanes y Pavones, teoría a la que se renunció con el fichaje de Samuel, otra vez él. Digo Madrid de Queiroz porque el entrenador al que se fichó por invisible nos ha dejado un millón de frases poéticas y ningún título, novela inconclusa, no era tan invisible por lo tanto. Curiosamente, el entrenador que ha batido récords negativos con los mejores jugadores del mundo (que no equipo) recibe ahora numerosas ofertas de todos los puntos del orbe, y no sólo él, también el fiel Peseiro, el mejor ejemplo de que si te sientas y eres paciente el mundo pasara frente a ti. También influye dónde te sientas, claro: si probáramos a poner a la gallina Caponata en el banquillo del Real Madrid, algún club terminaría por contratarla, justo lo que buscábamos: sensata, exuberante y ojazos.
Pero además de los fantasmas, otro espíritu recorrerá el Bernabéu: Xabi Alonso, que no jugará hoy por una sobrecarga muscular. Fue uno de los primeros refuerzos de los que se habló en las oficinas del Real Madrid y el entusiasmo inicial parece haberse enfriado por las exigencias económicas de la Real Sociedad. Si Samuel vale 25 millones de euros, en San Sebastián piensan que Xabi cuesta, al menos, 20. Y no sólo tienen mucha razón, es que son hasta algo comedidos, porque estamos hablando de un jugador fantástico, de esos que sirven para construir un equipo alrededor. Por cierto, cuentas semejantes harán los próximos vendedores; las imprudencias, se pagan.
La Real Sociedad se presenta en el Santiago Bernabéu con el peligro de los que no se juegan nada. No estarán ni Nihat ni De Pedro y hay quien asegura que el entrenador tiene la soga al cuello. Nada importa. Hay rivalidades que no hace falta azuzar, afloran solas. Y la Real, pese a las numerosas bajas, posee un buen equipo.
Ausencias. En el Madrid, Queiroz podría alinear a Jordi y Borja en el doble pivote, en parte obligado por las bajas que tiene (algunas voluntarias). La inclusión de Jordi privó al filial de su concurso ayer ante el Ourense cuando era fundamental para disputar la liguilla de ascenso. Curiosa torpeza. Helguera y Pavón serán la pareja de centrales, Mejía el lateral derecho y Solari cubrirá la baja de Zidane. Ronaldo volverá al equipo y, conociendo su inclinación por los finales felices, es de prever que marque algún gol. Todavía hay quien piensa que está bien lo que bien acaba, Peseiro, por ejemplo.
PARA QUEDAR SEGUNDO DEBE...
Ganar a la Real Sociedad en el Santiago Bernabéu y que el Barcelona pierda frente al Real Zaragoza en La Romareda.
Empatar el Barcelona frente al Real Zaragoza y que el Real Madrid derrote esta noche a la Real Sociedad por un mínimo de cuatro goles de diferencia.
