Agua de mayo, medallas para todo el año. ¿O pan para todo el año? No, eso era antes del tripartito: Rouba, Caballero, Roca y Villaecija, las cuatro catalanas del 4X200 raptaron a Europa y bañaron de oro a España. Dorada pluralidad. Esto merece uno de esos silencios tan expresivos del ministro Montilla, catalán cordobés.
Lo del agua y las medallas para todo el año vale para David Meca, que quiere nadar entre tinieblas y en el glaciar del río Cofio: Meca y sus patrocinadores ventilan en las aguas tenebrosas de San Juan sus particulares Juegos Olímpicos. Y la lluvia fina madrileña, lo único que ha traido hasta ahora es... oro. Poético, ¿eh?
Un poema era esa piscina del Pez Volador en las series matinales, con la temperatura ambiente a cinco grados mientras en los 100 libre, otro catalán, Eduard Lorente husmeaba el pecho de quilla de Pieter van den Hoogenband, socio privilegiado del PSV Eindhoven. A esas horas serranas, el equipo B del 4X200 femenino español, con Paula Cervantes y Arantxa Ramos, ya marcaba el mejor tiempo ante la final de la tarde. Faltaban alemanas, inglesas y rusas. Y, naturalmente, americanas, australianas y chinas. Pero olía a oro. Si es que el oro puede olerse.
Y el oro lluvioso de las lágrimas de San Isidro cayó en el regazo de las cuatro catalanitas: que se dejan la piel cuatripartitamente en sus entrenamientos en Sant Cugat, con Fortuny o en Italia (Roca). A Erika Villaecija le ayuda la proximidad tribal con su novio, el referido Lorente.
De salida, Rouba, que tiene familia en Polonia, batió el récord español individual: 2:00.14. Pero Rumania tocó pared antes. Vino Caballero, un remolino que engullió a rumanas, francesas y suecas. Estas aguantaron algo más, pero Roca, tercer tramo, y Villaecija, de remate, sellaron el oro en 8:03.41, segundo récord nacional en la misma prueba. Son hoy las mejores de Europa y en Barcelona fueron quintas del mundo. Miren el récord planetario de 1987 de las walkirias-travestis de la RDA: 7:55.47, con tres tipas en 1:58 o menos. Dejémoslo ahí. Luego empezamos con el Turinabol y pasa lo que pasa.
María Peláez y Nina, los demás oros
El título europeo del 4X200 convierte al relevo catalán Rouba-Caballero-Roca-Villaecija en el tercer representante femenino de la natación española que sube a lo más alto del podio en un Campeonato de Europa. En 1997, en Sevilla, la malagueña María Peláez abrió la cuenta de los oros con su título en 200 mariposa. En 1999, Peláez fue plata en la misma distancia. En 2000, en Helsinki, Nina Zhivanevskaya firmó títulos en 50, 100 y 200 espalda. En Berlín 2002, Nina repitió oro en 50 espalda y logró plata en 200: un año antes de Barcelona y el oro mundial de 50 espalda. Este mismo 4X200 fue plata en Berlín.
