Un trío que no tiene precio

Además de ser el más regular, el Valencia aporta un equilibrio que le ha hecho llegar al final fresco, como hace dos años. Ahora que todos merecen salir en la foto, hay que reflexionar sobre su columna vertebral. Tres jugadores han marcado las diferencias, uno por línea. En defensa, pese a que Marchena se ha confirmado desplazando a Pellegrino, el jefe sigue siendo Ayala. A Ortí le hizo un favor el Madrid regateando su precio el pasado verano. Su pérdida hubiera desestabilizado a una plantilla que se mira en él cuando vienen mal dadas. Habla poco y aprieta los dientes. Está en su mejor momento y es la versión mejorada del cacique del área de toda la vida.

Vicente y Mista son los otros dos notables del año. El extremo zurdo es de lo que ya no queda en el mercado. Siempre pegado a la banda, añade ahora su facilidad para golear. Su cuenta anotadora es superior a la de cualquier nueve de los equipos de mitad de tabla para abajo. Hace tiempo que dejó de ser Vicentín. Añade otra virtud: es el elemento ideal para identificar a la plantilla con los jugadores de la Comunidad Valenciana. Mista, en el pulso de Benítez con la directiva para forzar el fichaje de un ariete, estuvo a punto de ser vendido al Sevilla. La falta de fondos en tesorería le salvó y eso le ha cambiado la vida. Es campeón. Enhorabuena.