Etoo hurga en la herida

Primera | Real Madrid 2 - Mallorca 3

Etoo hurga en la herida

Etoo hurga en la herida

F. SEVILLANO, J. RUBIO, CH. DÍAZ, C. MARTÍNEZ Y H. DE LA RUBIA

Magistral partido del camerunés. Dedicó sus goles al palco. Gran pitada a Queiroz. Adiós a la Liga

Tienes mala suerte cuando te resbalas con una cáscara de plátano un día. Pero si te resbalas con una cáscara de plátano todos los días el problema ya es tuyo, no de la fortuna, ni siquiera del plátano. Milito, Morientes, Valdo y, ayer, Etoo. Todos ellos jugadores que el Madrid dejó por el camino con una pizca de desprecio y que se han vuelto en su contra para denunciar una pésima gestión deportiva. Como ya está comentado, no insistiremos mucho en esto, creo, tampoco estoy seguro: en el Murcia hay algunos ex madridistas que tal vez planeen venganza, en ese caso copiaremos este párrafo, le añadiremos un nombre y lo pegaremos donde proceda.

Sin embargo, de entre todas venganzas, no hubo una tan evidente, tan sonora, como la que hizo Etoo en el Bernabéu, gritos al público y al palco, el índice señalando a los asientos de cuero, yo soy de aquí, yo hablo aquí, yo debí quedarme aquí. Fueron dos goles que en lugar de tener dedicatoria fueron reivindicados, reclamados por un futbolista maravilloso que consiguió un buen primer gol y un segundo tanto digno de Maradona o de alguno de los más grandes, sublime, así fue.

A Etoo no le salió un gran partido, quiso hacerlo. Y en su exhibición fue delatando todos los problemas que acucian a un equipo que se precipita en picado. Todos están mejor preparados que los del Madrid. Física y tácticamente. Esta es una verdad incuestionable que se ha confi rmado machaconamente en la totalidad de los partidos de la temporada. No es sólo una cuestión de correr más, que también. Es además un problema de colocación, de ideas, de sistema, de movimientos aprendidos, tú vas por aquí, yo voy por allí.

Digo que no es sólo correr, porque el Madrid de los últimos partidos sí corre, aunque mal. Una vez que los jugadores vieron el desastre que se avecinaba se pusieron a correr, que siempre fue una magnífica forma de escapar. Aún así no corren todos, digamos que lo hace una mayoría simple. Pero correr sin plan es un chocarse contra tus compañeros, un camarote de los Marx.

No obstante, ya es tarde incluso para eso. Son demasiado encuentros sin esforzarse en exceso, muchos triunfos sin tensión que fueron interpretados con una absoluta autocomplacencia: correr es de cobardes, el talento lo puede todo. De ahí los entrenamientos pachangueros que aguantaríamos cualquiera de nosotros, hora y media al solecito, fútbol-tenis, gimnasio, baño y masaje. Más un tratamiento de belleza que la preparación de un futbolista profesional. Ni charlas, ni vídeos que completen días que resultan casi vacacionales. Ni comer juntos, ni compartir nada, una concentración en La Manga cuando no hubo otro remedio. Y quien tiene una vida tan fácil, quien es depositario de la ilusión de tanta gente, debería al menos fingir un cierto compromiso laboral, aunque fuera de cuatro horas al día.

Habrá quien me diga que nadie hace eso y que a otros les va bien, pero no debería ser una excusa. No creo que a ningún jugador del mundo le sobre un vídeo del Brasil del 70, a lo mejor se le pega algo, quizá imitaran un desmarque, hay tipos en Estados Unidos que se tiran por las ventanas después de ver una película de Supermán.

Y cuando se le acabó la suerte y el talento no fue sufi ciente, los jugadores del Madrid descubrieron que tampoco tenían un sistema al que agarrarse, que cuando miraban al banquillo no había entrenador, sólo un señor con un amigo suyo. Ayer volvió a suceder todo eso.

Etoo superó en velocidad a Raúl Bravo y marcó el primer gol. El contragolpe lo propició un rechace y lo culminó un fabuloso futbolista de 23 años cuya propiedad comparten Mallorca y Real Madrid, club este último que peina el mercado en busca de un delantero que venda muchas camisetas

y que no sea Morientes.

No me digan ahora que el chico tiene mal carácter y que aguantaría mal el banquillo porque ni estaría en el banquillo ni está claro a estas alturas de viaje que sea mejor sonreír a las farolas que pelearse con los molinos de viento.

Un par de minutos después, un pase de Etoo a Delibasic estuvo a punto de convertirse en el segundo gol. Cada vez que el camerunés controlaba el balón, enmudecía el estadio. Pocos pueden presumir de eso. Y no es únicamente por su calidad técnica; casi en mayor medida es por incomparable fortaleza, por su ambición salvaje. Ver eso resulta fascinante siempre, pero más en el Bernabéu, por la falta de costumbre (una vez crionizado Raúl). Etoo, además de talento, tiene cuerpo y peso de atleta profesional. Ustedes ya me entienden.

El Madrid, que está en un momento de tal locura que le lleva a hacer lo nunca visto (presionar a ratos, por ejemplo), empató de cabeza a la salida de un córner de Beckham. Y lo marcó Pavón. Insisto en que más que evolución y aprendizaje indica enajenación mental colectiva, hay víctimas de posesiones infernales que se descuelgan hablando en latín, o en vasco.

No obstante, fruto de ese arranque pasional el equipo llegó a dominar y hasta consiguió arrinconar al Mallorca, que, aunque cobijado, no se asustó demasiado. Cada balón recuperado buscaba de una forma u otra a Etoo, al que le da para rematar y para organizar, él lo dirige absolutamente todo en su equipo.

Como ya se ha dicho, su segundo gol fue incomparable, entre otras cosas porque comenzó despacio, con el tiempo medio detenido. Esa es la sensación que dio cuando dominó la pelota. Luego se fue desencadenando todo, su manera de arrancar, de enfrentar jugadores y burlarlos, dos recortes magistrales y un disparo implacable, los grandes futbolistas ensanchan las porterías.

La sentencia del Mallorca fue un lanzamiento de falta de Campano, bien tirado, pero en el que colaboró Casillas al dar un paso hacia donde no debía, descuidando el único palo que obliga al portero, el que cubre. Iker ha terminado por ser otra víctima de la crisis, desconectado y desconcertado, tristemente gesticulante, abatido, antes mejor que nadie y ahora tan malo como los demás.

Nada más iniciarse la segunda parte, el Madrid acortó distancias gracias a un penalti transformado por Figo, el único jugador que mantiene su dignidad. Fue una falta dudosa, poco importa ya.

Luego le fue bien anulado un tanto a Ronaldo por controlar con el brazo. Lo que fue exagerado fue sancionarlo por ello con tarjeta, pues no existió ni premeditación ni ánimo de engañar. Ronie se perderá el próximo partido, pero eso no le quitará la sonrisa. Tampoco que el público le pitara con cierta crueldad y con mucha razón: no se le puede perdonar su dejadez física.

Sin embargo, la gran pitada de la noche se la llevó Queiroz al cambiar a uno de los que corren (Solari) por uno de los marginados (Portillo). Más que la sustitución se abucheó la inoperancia de toda una temporada. Es la tercera vez en la historia que el Madrid encadena tres derrotas en casa.

También hubo silbidos al palco, incluso pañuelos. En algunos momentos, Florentino sonreía. Eso indica que ya tiene decisiones tomadas. Hasta ayer pocos se habían atrevido a señalarle. Anoche hasta lo hizo Etoo: yo soy de aquí, yo hablo aquí, yo debí quedarme aquí.