Yo digo J. J. Santos

El trabajo bien hecho

J.J.Santos
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Fernando Roig, presidente del Villarreal, podría haberlo sido del Valencia si hubiera querido. Dinero, acciones, pedigrí valencianista y afición le sobran. Pero optó por unir su pasión futbolística con la ciudad que le ha dado todo. Entre cocciones de cerámica e intuición empresarial para exportar a todo el mundo sus productos, sacó tiempo para convertir un equipo de Tercera en uno de Primera. Estuve hace tres años con Relaño viendo su imperio en esa Vila Real. Nos agasajó con la sencillez del tío de pueblo que se muestra tal cual, sin ostentaciones, orgulloso de su entorno. Tras años de pelea, los salones de cualquier lujosa mansión de California están adornadas con su gres y en Europa, el Villarreal ya es un habitual de los sorteos en Suiza. He comenzado por el perdedor porque lo suyo tiene un valor añadido.

Del ganador sabemos más cosas. Que es tan grande que lleva lustros soportando las guerras de familia a nivel directivo (ahí curiosamente aparece Paco Roig, el hermano de Fernando) pero manteniendo una de las mejores aficiones. Ponen tanta pasión en la defensa de su equipo que, a veces, resulta difícil de entender si no has visitado alguna vez Mestalla. Ayer se metieron en la final por lo militar, sin salirse del guión, aplastando con su solvencia física y tirando de la manta para cubrir antes la cabeza que los pies. Hace tiempo que se acostumbraron a ganar.

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