Depor: entre la gesta y el estrépito

Hubo un tiempo, cuando los comités no quitaban tarjetas y los príncipes no veían el Telediario, en que empatar a cero fuera de casa en Copa de Europa era un buen resultado. Pero los tiempos avanzan que es una barbaridad y ahora la guerra es preventiva, el talante dialogante y el 0-0 engañoso.

Así, como si no se conocieran de nada, Deportivo y Oporto vuelven a verse las caras camino de Gelsenkirchen, el Mieres alemán. Requisitos: los gallegos, anotar un gol más que el rival. Vamos, ganar. Los lusos, marcando, todo lo que sea no perder. Tyson frente a Arantxa y sus somníferos drives de derecha.

Nunca ganó Karpov a Kasparov, que no es el orden adversario digno del talento. Pero el orden del primero amuralló muchas veces el talento del segundo. El Oporto logró tablas en la ida jugando con blancas. Demostró orden y violencia. El partido resultó ser una "guarangada multitudinaria", que diría Borges, enemigo manifiesto del fútbol. Pero ahora es el Depor quien juega con blancas.

Lejos de su estadio, el Oporto, de una minuciosidad (que no minucia) tediosa, vive de los excesos del tremendismo rival. Secuestra la pelota para defender con el balón en los pies. Vive acechado y practica un fútbol emboscado en el que Mourinho, técnico prepotente de reminiscencias vangaalianas, acentúa el peso del contrapié y la estrategia, exprimiendo la pizarra para rentabilizar el error ajeno. Caín en calzonas. Pero los de Jabo practican el "fútbol ligado", antítesis del tremendismo ofensivo. Eso invita al punto y seguido y no al punto y final.

Minúscula es la distancia entre la gesta y el estrépito, algo de lo que el deportivismo puede dar fe. Por eso desde A Coruña la experiencia invita a no mirar más allá del cronómetro de Pierluigi Collina. Jabo ha resuelto su dilema: ¿vértigo o pausa? ¿Luque o Fran? El delantero de Terrassa le madrugará la salida al de Carreira. Deco, Maniche, Carlos Alberto y Benni McCarthy se desabrocharán en ataque, mientras que el Deportivo desplegará el fútbol industrial ante el que han perecido Milán, Juventus o Real Madrid.

El compromiso es de entidad, que nunca se vio el Depor en una igual, aunque no le afecta el mal de altura. Aprendió del único traspié que sufrió y no ha vuelto a morder el polvo en circunstancias extremas. Hoy sólo tiene que ganar. Nada más que eso. O nada menos que eso.