Partido del morbo en Riazor

Primera | Deportivo-Real Madrid

Partido del morbo en Riazor

Partido del morbo en Riazor

JESÚS AGUILERA

El Madrid se juega la Liga y el Depor, la prima. Regresa Ronaldo y estará Figo. Los locales saldrán con un fastuoso equipo B. El Valencia, al acecho

Dice el refrán que éramos pocos y la abuela se quedó encinta, irónico modo de expresar que lo que está mal siempre es susceptible de ir a peor y además es esto lo que suele suceder, o de lo que más te acuerdas. Por si no tuviera suficientes atractivos el partido de hoy, el Madrid se juega el título, regresa Ronaldo y todo ello ocurre en Riazor, donde el Deportivo se prepara para recibir al Oporto en el encuentro más importante de su historia; si eso no fuera bastante, digo, el Comité de Apelación retira la sanción a Figo y Valencia, acto seguido, se levanta en armas.

Respecto al perdón de Figo, la verdad, suena raro. Es extraño porque, aunque el portugués no golpeó a Puyol (de golpearle no hubiera salido volando sino que habría que haberlo enterrado allí mismo), es evidente que Figo entró con la planta del pie por delante, el popular y ruín plantillazo, pocos trances se perdonan menos en un campo de tierra, menos incluso que el codazo fortuito o el puñetazo al hígado totalmente casual. Aquí y en Guinea Konakri, plantillazo que no impacta es amarilla o amarilla-naranja.

Sorprende que el Madrid celebre esa forma de burlar al árbitro apelando a un comité de señores que no habrán dado una patada a una caja de zapatos en toda su vida y que precisamente por eso le han dado la razón al equipo jurídico de Valdano. En mi modesta (molesta) opinión, no se corresponde con el señorío del club este tipo de triquiñuelas, repetidas últimamente, porque tampoco quedó bonito aquello de montar un numérito ante la UEFA para que a Roberto Carlos le perdonaran un puñetazo que había dado. Recuerdan los dirigentes, en estos casos, a los padres capaces de cualquier cosa para justificar las aberraciones de sus niños, ya hayan roto un cristal o quemado un convento. No obstante, nada hay de conspirador en la decisión del Comité sino mucho de incompetencia.

Pero nada de lo dicho justifica la actitud del Valencia, porque ante la metedura de pata ajena hay dos alternativas: abstenerse o meterla también. Y se ha elegido esta última. El Valencia ya es demasiado grande como para apelar a los fantasmas del pasado, básicamente porque a todos los grandes se les favorece igual. No pinta nada Cortés hablando con Villar (conversación digna de Epi y Blas) ni Ortí llamando a la sublevación. El Valencia, que es líder (recuerdo), no puede refugiarse en las excusas de los equipos menores.

Y así llegamos al Depor, y a su señora prima, suculenta, por cierto. Incentivo con el que el indignado Valencia pretende animar a un equipo que se juega la final de la Champions tres días después. Aceptar que un futbolista pone más empeño si le pagas un sobresueldo es para llorar o para hacerse futbolista. Excitados o no por el vil metal, el Depor sacará su segundo equipo de gala, que es tan bueno como el primero (ojo al pivote Mauro-Sergio y a la anarquía Tristán-Munitis). No creo en la relajación por lo que se les avecina, al contrario: habrá quien reclame un puesto en el once titular.

En el Madrid, además de Figo, vuelve Ronaldo, que nunca se nos quedó tan atrás en una previa, que él nos perdone. Su presencia justifica el estado de optimismo que reclamó Valdano para curar las heridas que dejó el Barcelona.