Yo digo J. J. Santos

Al rescate de Raúl

J.J.Santos
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Lo tiene que estar pasando muy mal. Un ganador como él sufre cuando ve que no puede colaborar con sus goles. Raúl no está bien y ocultarlo no beneficia a nadie. Desconozco si está pasado de kilómetros, si le ha afectado más que al resto el desplome del Madrid o si es simplemente eso a lo que recurrimos muchas veces: las rachas, buenas o malas, de los goleadores. Ayer en Génova siguió el vía crucis. La desesperación no le despista en su entrega, pero sí le traiciona cara a la portería. Ni asistencias en bandeja de su amigo Morientes le sirvieron para salir de la depresión. En la anterior gran cita, el Mundial de Corea, se hizo célebre lo de que tirara del carro; ahora, por respeto, nadie habla del carro, pero ese carro viajará en un mes a Portugal.

Los goleadores, por naturaleza, son egoístas, introvertidos, orgullosos. Les gusta pasar los malos tragos en solitario. En Génova, ya desde el banquillo, vio el bautizo certero de Torres, y la perenne efectividad de Vieri. Seguro que eso hizo que le diera más vueltas a lo que está ocurriendo. Sáez podía haberle dado descanso, ahora que salen delanteros como setas. Eso tampoco hubiera convencido al delantero. Pero a base de no descansar nunca, se acaba quemando. Lo malo es que no hay tiempo para parar de aquí a la Eurocopa. Al margen de dibujos tácticos, de cómo juntar a Valerón con los puntas, de si Joaquín es mejor que Etxeberria, urge recuperar a Raúl.

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