¿Cómo se siente en el regreso al hogar?

Extraordinariamente bien. Espero poder descansar un poco en Vic, mi ciudad natal, con mis padres. Pero no puedo descuidar mi forma, así que debo hacer un descanso algo activo.

¿Algún plan específico?

Sí. Antes de volver a España hablé con el preparador físico de Utah Jazz y aunque él no te obliga a hacer nada que tu no quieras, sí te da una serie de recomendaciones.

¿Participará usted en los Juegos de Atenas?

Es algo que tengo ganas de saberlo lo antes posible. He explicado ya mi postura a los dirigentes de los Jazz, ellos me han planteado la suya y ahora todo es cuestión de que nos entendamos todos.

¿Cuál es su deseo?

Está claro que quiero jugar con España. Pero, a diferencia de Pau Gasol, que no tendrá problemas para estar en Atenas, los dirigentes de Utah no olvidan que me lesioné jugando con la selección española y están recelosos. Creo que van a recomendarme que descanse y consultarán con los médicos para ver si tienen algo que decir. Pero saben que yo quiero estar en los Juegos Olímpicos.Y la decisión última la tomaré yo.

Tras su primera temporada en la NBA, ¿qué diferencia es la más acusada con Europa?

Según mi experiencia, que allí se acaba muy cansado. He llegado al final de la liga un poco justo de fuerzas, quizá porque estuve dos años parado a causa de mi lesión de en la rodilla.

¿Valoración personal?

Muy positiva. Las cosas me han salido como quería. En principio era un sueño y hasta este año no he podido hacerlo realidad. Estoy realmente satisfecho, aunque a nivel de juego las cosas hubiesen podido ir un poco mejor y sin tantos altibajos. Pero no es fácil jugar un partido cada dos días y hacerlo contra bases a cada cual mejor.

¿El rival más duro?

Sam Cassell (Minnesota), un veterano con grandes recursos.

¿Muy diferente el modo de vida entre Salt Lake City y las ciudades españolas?

Es un cambio brutal. Lo que pasa es que me he ido acostumbrando y ahora estoy muy a gusto allí. Salt Lake es la ciudad perfecta para lo que estoy haciendo.