Al portero ni agua
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Fijense cómo estarán las cosas en la portería del Atlético que empezamos a añorar al Mono Burgos, que sí, que cantaba La Traviata y lo que ustedes quieran, pero nos divertíamos más. Y ya estábamos mentalizados con él. Entre paradón y paradón, alguna monada. Las aceptábamos con la sonrisa en los labios como parte de la personalidad del Mono, un tipo que nos lo hacía pasar bien. Ahora seguimos con las mismas cantadas, yo diría que con algunas más, pero sin espectáculo. Y con todo este preámbulo no quiero echarle toda la culpa de lo que le pasa al Atlético a Sergio Aragoneses, pero un poco sí colabora. Ayer le metieron un segundo gol de antología del disparate, y encima en el peor momento posible, cuando el equipo se remangaba para paliar el desaguisado. Pero Aragoneses no funciona bien con los pies. Y se hizo un lío con el balón hasta que se la quitó Raducanu y gol. Una jaimitada.
Comprendo perfectamente que a un portero no se le puede exigir que regatee como el Niño. Ni que la toque como Ibagaza. De acuerdo. Entonces, Manzano, que alguien vaya y se lo diga a Simeone, que fue quien le pasó el balón a Aragoneses y le creó el problema. Al portero, ni agua, y el balón a la grada. Que luego pasa lo que pasa y Gil anda con las pinturas de guerra. ¿El partido? Como el gol. Un despropósito atlético. El Niño contra el mundo. Esto no tiene arreglo.