Los de rojo son mejores

Me arriesgo a que el Deportivo me deje igual de mal que el Madrid en Mónaco, pero la realidad no se puede ocultar: los gallegos son mucho más que el Oporto. Lo digo tras un partido gris en ataque y serio en defensa de los de Irureta. Lo digo cuando la eliminatoria está en el aire. Morientes se molestó en su día, porque los cronistas hablaron de un equipo de liliputienses, el suyo, cuando visitó el Bernabéu. Los de Mourinho no llegan a esa catalogación, pero están muy lejos de las virtudes del Depor. Resulta más objetivo repasar lo que acabamos de ver ayer. Jugando con una mano atada, producto de los nervios por verse cerca de la final, Molina y compañía ganaron en casi todo, salvo en goles y patadas.

Pese a todo, la noche iba de despistes. Ayer chocaba ver con los colores coruñeses al rival y a los nuestros de rojo. Pero chocó más el sacrificio realizado con Valerón, diez metros por detrás del lugar en el que resulta letal. Mosqueaba que laterales y extremos se toparan en el afán de destruir más que en el de crear. Pero no nos engañas Jabo, tu equipo no metió la quinta. Hay que apuntar pues en el debe de ambos técnicos cierta racanería. Contagiados por ese afán de no encajar goles, el Depor tuvo la suerte del campeón en un par de jugadas. Y para despiste tonto, el de Andrade, pegándole una patadita a su amigo Deco. Da igual, apuesten por el rojo, que será blanquiazul en la vuelta.