Noche de portugueses
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No le arriendo las ganancias al políglota Queiroz. A estas alturas la noria ha dado tantas vueltas que no se sacude la modorra de ninguna manera. El socio de a pie pensará que, para tres cositas que hay que decidir, tampoco debería estar tan agobiado el hombre. Pero lo está. En su ataque de pánico, decidió que Helguera jugara por delante de los centrales, con el perjuicio que eso suponía para la creatividad del equipo. Y esa es una variante lógica y razonable, aunque inédita en otros compromisos de calado. Tal decisión obligaba a rescatar a Pavón, arrinconado por él desde hace un par de meses. Y claro, Pavón, que nunca ha sido un velocista, lo acabó pagando en un derby tan intenso. Contrastaron esa serie de decisiones controvertidas con el espíritu ganador de otro portugués: Figo. Posiblemente está completando la mejor de sus cuatro temporadas como madridista y nunca se ha visto tan frustrado.
Me pongo también en la piel de la llamada clase media. Ayer taparon las lagunas de algunas estrellas que no parecen aceptar el fracaso del último mes. Lo que otrora representó Salgado o Guti, ayer quedó patente en la figura de Helguera o Solari, no tanto por sus goles y sí por su actitud combativa y comprometida. Esa es la tecla clave del futuro. Casi nadie cuestiona el modelo de Florentino pero queda por saber si en el próximo lustro se podrá nutrir esa clase media sólo con jugadores de la cantera. Hoy eso es una quimera. Y lo será más con los titubeos que se detectan en el banquillo. Hablando de clase media, Luis Figo cobrará como un galáctico pero se comporta como un currante de los que están un par de escalones por debajo. Lo que hizo ayer no tiene precio.
