El corazón rojiblanco

El corazón rojiblanco

Siento una especial debilidad por Simeone. No voy a negar que el Cholo no está teniendo un rendimiento notable en el campo, pero la labor que hace en el vestuario es encomiable. Se ha encargado de transmitir a sus compañeros el espíritu atlético que había desaparecido del Calderón. Todavía tengo pesadillas con la vergüenza que pasé el año pasado con la goleada del Madrid. No me dolió la derrota. Lo impresentable fue la actitud y el comportamiento de una gente que debían ser profesionales y dejarse el alma en el campo. Con Simeone tengo seguro que esto no va a suceder. Podrá estar más o menos acertado, pero lo que nadie duda es que morderá cada pelota y que los blancos van a sudar para ganar la batalla en su posición.

Aunque se tenga quedar en el banquillo, Simeone no protesta y se convierte en el mejor ayudante de Manzano. Es de esa casta especial de jugadores que por desgracia van desapareciendo. Se vino al Atlético perdiendo mucho dinero que le ofrecían en Japón. Ha jugado de todo esta temporada y nunca ha protestado. No se ha ofuscado por las críticas y tras el Niño, es la auténtica referencia de la hinchada colchonera. Es el primero que tira del carro con su gente, pero luego se las tiene tiesas con los directivos a la hora de negociar. Siempre le recordaré como un futbolista honrado, con sangre atlética en sus venas y que debería seguir en el club cuando tenga que colgar las botas.