Soberbia y humildad

En el Madrid aún no han aprendido eso de que contra soberbia, humildad, y andan los galácticos con aires de perdonavidas porque sus propios aficionados les gritan cosas en los entrenamientos. Viven las vísperas del derby entre malos rollos y con los cuchillos desenvainados. A ellos, tan brillantes y glamourosos, se les ha estropeado el look en un par de semanas. Se miran al espejo y no se reconocen, y andan echándole las culpas de sus males al empedrado y no se les ha ocurrido todavía pensar que a lo mejor no eran tan buenos como se creían. O que el fútbol también es equilibrio, y trabajo, y esfuerzo y solidaridad. Y que once buenos jugadores con fe y garra pueden hacer milagros y hasta pinchar el globo de la prepotencia.

El Atlético tiene que seguir el ejemplo de los equipos que han desenmascarado a este Madrid de pies de barro. Fútbol directo y balones altos colgados desde las bandas. Y presión, mucha presión. El Caño Ibagaza debe dar un paso al frente y demostrar que es el líder de este equipo, sobre todo un día en el que Fernando Torres se quedará en la grada. El Madrid llega desesperado y con las alarmas encendidas. Eso es lo que tiene que aprovechar este Atlético dubitativo de Manzano, que se ha mantenido en lo alto de la clasificación gracias a haber convertido el Calderón en su fortín. Y así debería seguir siendo. Este Madrid sin Ronaldo y malherido ya no asusta a nadie.