Boxeo | Javier Castillejo
"Aún no me creo lo del Mundial con Wright"
El madrileño Javier Castillejo, vigente campeón interino del peso superwelter versión Consejo Mundial de Boxeo, pelea mañana en La Cubierta de Leganés en el que será su último combate antes de la disputa del título mundial en Las Vegas, probablemente el próximo julio, ante el vigente campeón, el estadounidense Winky Wright.
Uf, después de todo lo que he pasado y del tiempo que llevo esperando esa pelea, aún no me creo que tenga el sí de Wright. Hasta que no vea el contrato con la firma no me lo creeré.
No voy a parar, eso lo tengo muy claro. Quiero cruzar el charco para traerme algo grande de allí. Para eso he esperado tanto y reconozco que a veces en la espera uno se pone un poco nervioso.
Reconozco que entonces tuve un bajón. Me sentó muy mal. Yo ya había firmado el contrato y lo mandamos a Estados Unidos. Tardaban demasiado en devolvérnoslo firmado. Estaba un poco mosca. Luego nos enteramos de que lo tenían pensado desde antes. Por eso nunca terminaba de llegar.
El boxeo, y más en Estados Unidos, se mueve por intereses de todo tipo, principalmente los económicos. Ellos quieren combates grandes, que muevan dinero. Y entonces llego yo y empiezo a joder la marrana. Por eso, después de perder con De la Hoya me pusieron a aquel ruso, Karmazin, para que acabara conmigo. Y le gané. Con eso no contaban los americanos.
Entonces De la Hoya se inventó un combate con Mosley, que subió al peso superwelter...
Eso huele a negocio, negocio americano de muchos dólares.
Allí te hacen sentirte como un héroe. Después de perder con De la Hoya, allí me respetaban, me conocían, me daban la mano, me pedían autógrafos... Se nota que en Estados Unidos respetan a los boxeadores. Y eso que perdí.
Llevo 19 años boxeando y tengo ya 36 y me he pasado la vida entera esperando. Ya estoy acostumbrado. Pero en todo este tiempo he aprendido a saber esperar. Esa es la clave del éxito. Se puede decir que en esto tampoco me gana nadie. Soy el rey de la paciencia. Desde mi primer título mundial perdido, en 1993, cualquiera se hubiera retirado. Yo no.
A mí me gusta mucho el boxeo, para qué negarlo. Pero además sentía que iba a llegar a ser campeón del mundo, como lo fui.
¡Uf! Quizás cuando gané el título de campeón de España del peso superwelter, en 1990, porque era una pelea entre el hombre, Alfonso Redondo, y el niño, yo. También guardo un buen recuerdo del Campeonato de Europa que disputé en Dijon, Francia. Entonces nadie daba un duro por mí y salí vencedor. Bueno, en realidad, casi nunca han dado un duro por mí.
Fue algo increíble. Por muchos motivos. Porque yo logré proclamarme campeón del mundo y hacía 25 años que ningún español lo conseguía. Además viene a España un americano, negro, campeón del mundo (Mullings en 1999) a pelear conmigo y llego yo y me salgo del mapa.
Desde luego. Cambia la gente, cambian las generaciones. Cambia todo... menos yo, que sigo aquí. Hasta yo mismo me sorprendo.
Yo soy un luchador nato y además sé que aún tengo muchas cosas que demostrar. No veo que me pise nadie los talones.
Esta pelea la necesitaba porque no puedes estar parado hasta que llegue el gran combate. Necesito subirme al ring, hacer asaltos, expresar mi arte y sentir el calor del público. Y eso de que no me juego nada... Para mí todas las peleas son serias. En el momento en que me subo al ring y estoy delante de otro hombre... No te puedes fiar de nadie y yo hace tiempo que dejé de fiarme, hasta de mi padre.
¿Quién, Wright (lo dice con muchas erres)? Pues que es raro, raro, raro.
Es un zurdo, raro. Pero lo bueno que tiene es que es muy estático. Wright se mueve menos que un kiosko. Mullings (el rival ante el que ganó por vez primera el Mundial) también se movía poco. Recuerdo que tenía unas piernas que parecían las de un elefante. Era fuerte, pero en los desplazamientos era muy tosco. Quería guerra y yo se la di porque yo tenía más piernas que él. Y así le gané, por mis piernas. Porque hay gente que no sabe que un combate de boxeo también se gana con las piernas.
Uy, ¡qué rico! Me gustaría volver de Las Vegas con la triple corona, los tres cinturones mundiales. Me imagino llegando al aeropuerto de Barajas con los tres cinturones y lanzándolos a la gente. Sería además el único español de la historia que logra proclamarse campeón del mundo de los tres principales consejos. Demasiado.
Pues no. Lo más que he llegado a estar parado es una semana. En Semana Santa he estado sin entrenarme dos días. Pero es que mi cuerpo necesita el boxeo.
Yo ya jugué al fútbol, en el Parla, cuando estaba en Segunda División B. Era medio interior. Pero me gustó más el boxeo.
Del Atleti... y de Gil. Póngalo, que se sepa.
Entonces cometí errores, como el estar tres meses solo en el rancho de Nevada. No sé qué hacía allí solo. Fue un error y lo pagué, pero ese error ya no lo voy a cometer. Llegué animado a Estados Unidos, pero los ánimos se iban bajando conforme pasaban los días en altura.
El flamenco es lo mejor. En flamenco Camarón, que es el Alí de esto, y Maita Vendecá. El boxeo, los toros, el flamenco y el Atleti son lo más.
Si gano, habrá que hacer alguna defensa después. Pero, aunque parezca mentira, lo que me haría ilusión sería disputar después el Campeonato de España del peso medio y el de Europa.
No. Es un capricho, ser campeón de los tres pesos: welter, superwelter y medio. Entonces me podré ir del boxeo satisfecho.