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Golf | Master de Augusta

Palmer, de mago a tramposo

Cuatro veces ganador del Masters, Arnold Palmer le pegará hoy al drive en el uno de Augusta por 50ª vez. Tantos golpes, fama, dinero y empresas. Es oro puro.

Palmer, de mago a tramposo

Arnold Palmer, genio y figura,el Hombre Mágico como le llaman. Cumple 74 años y también su medio centenar de participaciones en el Masters de Augusta, el torneo del prestigio, del glamour y del dinero. Son tres conceptos que Palmer supo exprimir desde su juventud, conocedor de que una buena imagen en el golf es hasta más importante que pegarle bien a la bola. Pero es que, además, el rubio que jamás quiso ser Oso Dorado jugaba de ensueño. Se hizo dueño de la chaqueta verde en las ediciones de 1958, 1960, 1962 y 1964 (le van los pares), contribuyendo así a darle proyección a este gran torneo.

Han pasado los años y Ken Venturi, compañero de partido en la jornada decisiva del 58, le acusa en su biografía de haber hecho trampas (un mal dropaje) en el todavía decisivo hoyo 12 (par 3). "Lo lleva en su conciencia", dice Ventura. Palmer tenía por entonces 28 años y una carrera intachable. Dudar de él sería como una ofensa al golf, como si todo fuera una broma. Incrédulos al poder. La carrera de Palmer estuvo siempre salpicada por títulos.

Desde que creciera junto al hoyo seis del campo de Latrobe (Pensilvania) hasta que, con el paso del tiempo, fue dejando lugar a los negocios por delante del golf. El viejo Arnold (El Rey, otro apodo) sigue en el top ten de los deportistas que más dinero ingresan. Para él pasaron ya los años en que las ganancias con el palo en la mano eran superiores a las de los contratos y despachos. A día de hoy, Palmer diseña campos de golf, gestiona empresas, tiene academias de juego, un hospital infantil en Florida, su propia marca de ropa... Todo lo que toca se convierte en oro. De buena mañana arrancará su último Masters. Subirá la cuesta hacia el green del 18 con un saco de golpes por encima del par. ¿Y qué más da?