Un Masters con Woods y sin Seve

Empieza un nuevo Masters, la 68ª edición, otra más. Podríamos escribir que si Tiger Woods tiene otra oportunidad de engrandecer su leyenda viva, o que si los zurdos Weir (defensor del título) o Mickelson le puede plantar cara, o que si al fi n la llave del triunfo la tienen los europeos Harrington o Clarke. Pero no, leyendo a Ballesteros contestar a la entrevista de AS desde su casa de Pedreña y decir que un golfi sta no se retira jamás nos acerca a la cruda realidad. Seve no estará en Augusta por primera vez desde 1977, Grande que ha ganado en dos ocasiones (80 y 83). El mejor jugador de la historia de España, impulsor del golf en Europa, se está marchando. La espalda, como a Masip, le ha dicho basta. Algo le va a faltar hoy al Augusta National. Nadie pateará como él, nadie visitará los bosques del Amen Corner mejor que Seve. ¿Lo verá por televisión? Yo no lo haría.

El cántabro forma ya parte de esa leyenda que comentábamos con Woods. La tiranía de Eldrick se agotó en 2002, con la conquista del US Open. Es como si a Tiger se le hubiera acabado el proyecto. Es tan bueno que ya no se sale de la norma. Augusta le vuelve a recibir con los brazos abiertos. Su cuarta chaqueta verde está en juego. Woods se ha preparado bien para la batalla. No jugó el Bell South del pasado fin de semana.

Prefirió entrenarse en la misma base militar en que su padre forjó sus pasos de guerra antes de las batallas del Vietnam. "El ritmo de los torneos me cansa. Tengo que prepararme como un auténtico boina verde". Ante él estará lo terrenal, a los que jamás se les ocurriría pasarse un fin de semana entre marines en los tiempos que corren. Cabeza de cartel serán los zurdos de siempre, más Els, Singh, Toms, Scott, Love III y John Daly, el preferido entre los cerveceros y renacido para el deporte de élite.

Sin Seve, la Armada Española se reduce a Sergio García y José María Olazábal. Futuro y pasado. Sergio anda desde hace varios meses metido en sus líos con el swing, empeñado en mantener el buen juego durante un torneo completo. Por el momento no lo ha conseguido en todo lo que llevamos de 2004. En cuanto a Olazábal, también va cumpliendo años y asumiendo realidades. Desde luego que no es el mismo que ganó en el 94 ni tampoco el que repitió en 1999. Malditos pies que todo lo cambiaron. A pesar de eso, Augusta le da un brío especial. Fue cuarto en 2002 y octavo el año pasado.

Woods: "Se me trata de distinta forma"

Soy consciente de que a mí se me trata de distinta forma que al resto de jugadores. Y lo asumo. Sólo puedo asegurar que tengo la sensación de que estoy jugando bien y que las cosas sobre las que he estado trabajando funcionan ahora como yo deseo. Este Masters será un largo maratón para todos, así que habrá que ser lo más paciente posible. Espero llegar al domingo con opciones. Me gusta tener opciones en todos los Grandes que juego. Así soy. En cuanto a los greenes, secos y rápidos, se encuentran en las mismas condiciones que cuando ganó Olazábal en 1999".