Bastaron dos victorias para que se instalara en el Madrid una sensación de calma chicha, de optimismo, todo vuelve a ser posible y, más aún, probable, alguien hizo tesis de la diferencia entre estas dos palabras, de la evolución que signifi ca pasar de una a otra, posible y probable, imposible localizar al autor en la memoria, Valdano o Queiroz, son tantos los filósofos. Hasta Florentino se ha contagiado del entusiasmo y ha anunciado que el entrenador cumplirá sus dos años de contrato, promesa que vale lo mismo que las de amor eterno, porque los años en el fútbol son tan largos como los de la existencia perruna y mucho más inciertos, never, never, never.
Un tropezón del Madrid en Albacete dejaría al Valencia a tiro de liderato, le sería sufi ciente vencer en Mestalla al Murcia, y volverían entonces las dudas, del probable al posible. No valdrían en ese caso las cuentas de quienes aseguran que con dos partidos ganados fuera y cuatro victorias en casa la Liga será madridista, demasiado fácil. No es por ser agorero, pero lo cierto es que el equipo que todo lo puede sigue generando alguna incertidumbre en las plazas que no son de primera, en los campos sin alfombra, donde caerse hace daño.
En principio, el Madrid contará con su equipo titular a excepción de Helguera, que no ha sido convocado por una pubalgia. Su puesto lo ocupará Mejía. Beckham todavía tiene molestias, pero como no viajará a Mónaco (por sanción) es probable que fuerce y juegue. Zidane está recuperado y Ronaldo y Roberto Carlos saltarán al césped sin apenas entrenamientos después de su viaje relámpago a Paraguay para jugar un partido con su selección. Da la impresión de que las rotaciones, ese invento que sirve para que los grandes rivales europeos (incluido el Valencia) lleguen más descansados al último tramo de la competición, seguirán esperando.
Aunque coincida en esta batalla, la guerra del Albacete es bien distinta y tiene que ver con la salvación, a tiro de piedra y también a tiro de cálculo, quizá fuera suficiente el impulso de una victoria que sería histórica, porque el Madrid nunca perdió en el Carlos Belmonte. La verdad es que la visita de los galácticos suena como nunca a Bienvenido Míster Marshall, americanos os recibimos con alegría. Con tanta alegría que el entrenador local, Ferrando, teme que algunos aficionados cambien de camiseta, ya dijo el bolero que es complicado tener dos amores y no estar loco.
El ex madridista Aranda no jugará por lesión. Sí lo hará el uruguayo Pacheco, último referente en ataque. Parri, un futbolista excepcional, es duda. Es duda si será titular (en principio, verá el inicio del encuentro sentado en el banquillo) y es duda si alguien le entiende, especialmente el entrenador, Ferrando, ídolo en la Ciudad por conseguir el ascenso la temporada pasada.
