Y Alfaro se achantó
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Aunque vaya de duro por la vida, le afectan las cosas cómo al común de los mortales. La fotito de las vísperas con el bisturí en la boca marcó el partido de Alfaro en el Santiago Bernabéu. Su propio entrenador se había encargado de afearle la conducta y por eso el Doctor salió cortadillo al campo. Confidencias en la oreja del argentino Solari, ayuda humanitaria cuando un rival se iba al suelo, algún que otro generoso regalito al contrario para comprometerle la vida a su portero Esteban, nada de sacar los codos a pasear. Vamos, todo un santo. Cantaba más su comportamiento porque el resto de compañeros no abandonaban el espíritu guerrero con el que ha dotado Joaquín Caparrós al Sevilla desde hace años. Incluso creo que los ultras empezaron a arrepentirse de acordarse de su señora madre y de silbarle cada vez que tocaba la pelota.
El entrenador del Sevilla, que es mas listo que los ratones coloraos, prefirió evitarle más sufrimientos a su central y prefirió dejarle en la caseta en el descanso. Debió pensar que con esta medida ganaría el equipo. Pero el mal ya estaba hecho. Esta vez, el ir de siete machos en las declaraciones previas, se volvió en contra de Pablo Alfaro. Bajo la intensa lluvia que cayó ayer sobre Madrid, los jugadores decidieron que tocaba olvidar rencillas. En ese escenario, apareció tras un mes de letargo el gran Beckham que arrancó la temporada. Y eso que Queiroz desde el banquillo no le dio la oportunidad de ocupar por una vez su sitio natural en la banda derecha ante la ausencia del portugués Figo. Dio igual, David estuvo en plan jugón desde el inicio y de sus inglesas botas nacieron los dos primeros goles. Sumen a eso la inspiración de Ronaldo y entenderán la goleada.
