Su destino es rodar y rodar

Tras su cara de niño bueno se esconde un carácter introvertido. Morientes no ha dejado de hacer la maleta. Continuos cambios de equipo y cesiones, salvo un lustro de gloria en el Madrid que le llevó a ganar tres Copas de Europa. ¿Hay explicación? Sí. Siempre ha sido goleador, pero no de treinta goles por año. No es un tronco fuera del área, pero tampoco un virtuoso para la media punta. No es conformista pero apunta rasgos de apatía. Está a medio camino entre gran futbolista y buen jugador. Eso le da sitio en cualquier equipo aunque le cueste ser imprescindible en uno grande. Esa es la realidad, más que las persecuciones que se dejaron entrever cuando Raúl y otros quisieron hacerle mártir tras la llegada de Ronaldo.

Si analizamos con la misma frialdad su futuro, las cosas también parecen claras. Con Ronaldo renovado hasta su jubilación, no veo a Fernando Morientes chupando banquillo ochenta minutos por partido, ni esperando una lesión del titular durante meses. Tampoco parece prudente seguir con las cesiones. Morientes tiene calidad para asentar su futuro en un gran equipo de Europa. Su cotización ha subido mucho y lo hará más si el seleccionador le lleva a Portugal. No tiene edad para seguir esperando un imposible, ni ánimo para pelear un puesto que está adjudicado de antemano. La decisión no pasa por los sentimientos sino por el pragmatismo. Eso lo saben Fernando y el club.