Dicen que los números nunca mienten, pero uno (que es muy de letras) desconfía. Parece ser que el Atlético tiene más de un 50% de probabilidades de meterse en Europa. Ya. Según mis cuentas, son las mismas opciones que tengo yo con todas las mujeres del mundo. O sí o no. Un 50% de posibilidades de éxito. Y les aseguró que la realidad no apoya esa estadística. En el fútbol también hay números y números. Me explico. No engañan los 14 goles de Torres y los vitales 15 puntos que han supuesto. Tampoco engaña la seguridad rojiblanca en el Calderón: 32 puntos sobre 45 posibles. El tercer mejor equipo en casa de la Liga. Eso sí, denle la vuelta y verán que sus 12 puntos a domicilio sólo superan los logrados por Albacete y Murcia. Otra verdad.
Sin embargo, mi teoría del número mentiroso también encuentra buenos ejemplos en el Atlético. ¿Qué pensarían si les dijera que es el equipo que más jugadas de ataque (3.251) y centros al área (805) protagoniza de la Liga? Festival goleador, ¿no? Pues más bien, no. Aquí sí hay engaño. Tanto despliegue sólo ha supuesto la tirando a cutre cifra de 36 tantos. Si con el Atlético se quiere hablar de números, hay dos que no admiten ni trampa ni cartón: 48 millones de presupuesto y 42.500 abonados. Ambas cantidades son de Champions. Son su mejor aval para entrar en la UEFA, pero también las que marcarían como un fracaso no lograrlo. La misma cifra permite dos lecturas opuestas. Blanco o negro. Mentir, no mentirán, pero los números en el fútbol son francamente juguetones.
Más cifras, pero en este caso mareantes: las ofertas que no paran de llegar por Fernando Torres. De nuevo dos formas de interpretar los mismos números. ¿Vale algún jugador 40 millones? No, un mero futbolista, por bueno que sea, no. Así que se entiende cierta tentación rojiblanca: coge el dinero y corre. Pero, ¿bastan 40 millones para comprar un ídolo, un icono, tal vez la grandeza? No, desde luego que no. El Niño no es un futbolista. Es una declaración de intenciones: quiero crecer o me conformo con subsistir. 40 millones: ¿Muchos o pocos? ¡Traidores números!
