Arropen a Torres

El Niño ha lanzado dos mensajes en veinticuatro horas. El primero fue para recordar que, aunque lleva ya tres años de profesional, aún no ha jugado un partido en Europa. El segundo aviso fue sin palabras, el día de su cumpleaños, sobre el terreno. Dibujó una jugada que hubiera firmado Cruyff y, de paso, volvió a reclamar que su fútbol necesita estar respaldado por lo mejor del mercado. La ambición, por mucho que a veces ciegue a las personas, es algo que a un futbolista hay que perdonarle siempre, casi hay que exigírselo. Torres lleva mucho tiempo siendo ambicioso con el balón en los pies, pero ahora también empieza a serlo fuera del campo. Y eso es bueno.

El Atlético tiene dos caminos. O vender a su joya y sanear su tesorería, o apostar a ganador y configurar el mejor equipo posible en torno a un delantero de época. Somos muchos los que celebraríamos la segunda opción. Eso sí, quedarse como ahora, en una situación intermedia, acabaría siendo terrible para club y jugador. Me cuentan que en el equipo hay futbolistas que apenas juegan o están cedidos, que sobrepasan los doscientos millones de pesetas de ficha. Me consta que Torres, cuando empiece a disfrutar de la ampliación de su contrato, se acercará en ganancias a los galácticos. Eso demuestra que hay recursos para apostar fuerte por su continuidad pero, por favor, arrópenle.