Querida y despreciada

Ella siempre ha estado ahí, esperando, ignorada. El deseo que vemos en muchos por conquistarla no tiene nada que ver con lo que demostraron en años anteriores. No se entiende que un equipo que ha ganado tres Champions en seis años no haya rascado bola en la Copa del Rey. Recuerdo una frase de Lotina hace meses: "Me han llamado muchos amigos diciéndome que tire la Copa, que si me empeño en seguir, me acabará costando el puesto". Pues le costó. Todos firmarían estar en la final, pero no todos se arriesgan en el invierno. Esto demuestra el problema grave de calendario. La Federación no renuncia a los bolos de Selección, los equipos se lucen en Europa y los aficionados desconocen cuándo se juegan los partidos.

Estoy seguro de que Raúl, Casillas o Becks (el inglés sí tiene cultura de Copa) regalarían su prima hoy por celebrar el título. Uno saca todo su orgullo porque perder en una final te deja cara de bobo. Pero hasta en el asunto pecuniario se encuentra explicación al ninguneo de la Copa. El Madrid paga cinco millones de las antiguas pesetas por cabeza, mientras que serán más de 80 por barba si logran la Décima. Hay diferencias entre uno y otro trofeo pero no tanto. ¿Creen que si fuera la final de la Champions no jugaría Ronaldo? Yo tengo dudas. El Madrid tiene ganas de lograr una victoria que se le resiste desde hace once años pero, los hechos demuestran que hubo, hay y habrá siempre otras prioridades.