Vergüenza me daría

Vergüenza me daría

No se pitaban dos penaltis a un equipo desde que Franco era coronel, lo cual es divertido pensando que el beneficiado es un equipo al que se ha identificado como la víctima más absoluta del centralismo futbolístico. Es irónico que un equipo al que se le pitó un penalti que no era, ni por falta ni por ubicación (el de Albacete de Peña a Aimar), venga a formar la pelotera que formó con una denuncia a raíz de un penalti en contra que aún polémico, era el doble de lo que parecía otro que le pitaron a favor y no fue.

A Coruña, tras el gol anulado a Luque en el Bernabéu, no berreó la mitad que Valencia. Lo advirtió Irureta, tipo afable y poco sospechoso donde los haya. Pero hay que saber estar, saber ganar, saber perder (a veces) y saber... Ayer el Depor pagó la denuncia de Andrés Sanchis, el tipo que no dijo nada en Albacete y que no dirá nunca nada en los mil campos menores en los que el Valencia gana por nombre, aquellos en los que los árbitros se intimidan por el peso del escudo del más grande. Ayer Molina paró el penalti a Mestalla, pero la pena máxima de Sanchis, la que le debían al Valencia (o la que ellos pensaban que le debían), les arregló la vida. Espero el agradecimiento de Sanchis y sus compinches al Colegio de Árbitros. En A Coruña juegan al fútbol, en Valencia, al Monopoly. A toro pasado, los muletazos sobran.