De sicólogos o de brujos
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Hay que buscarse inmediatamente un buen manual de sicología seguro que de eso sabe mucho Manzano o uno de conjuros o los dos a la vez, porque lo de la portería del Atlético es una cosa mental al que se pone debajo de los palos, se le va la cabeza o es una maldición alguien les hace yuyu a los porteros y no dan una a derechas. Así que ya no sé si hay que empezar a hacerle tests sicológicos a Sergio Aragoneses o a enterrar unas cuantas ristras de ajos por el área pequeña. De paso habrá que pedirle a Manzano que nos cuente en qué manual de entrenadores pone que hay que cambiar al portero titular cuando se había ganado el puesto con la sobriedad de sus actuaciones y cada día crecía un poquito más después de unos comienzos muy titubeantes. Y eso es precisamente lo que Manzano hizo en Mestalla. Por insondables cuestiones tácticas, se cargó a Juanma y le dio los galones al recién llegado Sergio Aragoneses, que se tragó los dos primeros goles que ni el mismísimo Mono Burgos en Sevilla. Eso sí, Aragoneses nos adornó sus fallos con dos palomitas espectaculares.
El Atlético, cantadas aparte, fue un equipo plano, sin luces, con un centro del campo en el que Ibagaza estaba atolondrado y de Simeone sólo pueden esperarse carreras a ninguna parte. Este equipo necesita imperiosamente al Niño y que Manzano arregle la crisis de los porteros. O con sicología o con conjuros.