Monólogo de España y paliza a Finlandia

El 13-0 de ayer quedará en la historia como el partido que inauguró el pabellón de la Ciudad del Fútbol de la RFEF, en Las Rozas (Madrid). Una paliza en toda regla que sólo desvela las grandísimas diferencias que separan a un equipo y a otro. Por eso UEFA se equivoca. Medir a España, con más de 20 años de tradición y vigente campeona del mundo, a Finlandia, con solamente dos años de experiencia internacional, es un suicidio para todos.

Lo peor es que España goleó andando a un rival que no apareció. Y no batió su récord histórico (17-1 a Armenia) porque jugó sin ritmo, sin apenas ambición ante un contrario al que únicamente le salvó la ilusión, porque de lo demás, nada de nada. Un monólogo aburrido rescatado por los goles de los nuestros, y eso que estuvieron 15 minutos sin ver la puerta contraria.

Finlandia se situó en 10 metros para esperar a España e intentar salir a la contra, pero ni sus conceptos tácticos ni su calidad les acompañaron, salvo para correr como "pollos sin cabeza", como diría John Benajmin Toshack. Lo demás fue erre que erre, ataque permanente de España que se fue en el marcador gracias a su único especialista como pívot, Cogorro. El de Boadilla se coló entre los defensas rivales para marcar tres goles seguidos. El otro destacado fue Torras, que salió en el segundo tiempo para marcar cuatro goles y todos de zapatazos que se comió el portero fi nés. En el otro encuentro Eslovenia ganó a Lituania por 7-3.