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Alejandro en Davos

Estos días la localidad suiza de Davos ha vuelto a congregar a los todopoderosos del planeta para hablar del futuro de la economía, que es como hablar del futuro de nuestra especie tal y como van las cosas de la globalización. Pero en Davos también han tenido lugar otro tipo de reuniones, menos publicitadas pero tan o más suculentas. Andrés Ortega, enviado especial de El País, contaba en una de sus crónicas que en una de estas sesiones de trabajo se habló, por ejemplo, de "...la excelente gestión de la marca unida a una estrategia de comunicación y seguimiento de los resultados y una magnífica sinergia entre relaciones públicas y recursos humanos" refiriéndose a Al Qaeda.

Puede que a algunos castos oídos oír hablar así del entramado terrorista liderado por Bin Laden resulte grosero o incluso inmoral. Pero lo cierto es que los estrategas económicos y empresariales siempre han encontrado una fuente de inspiración en lugares y personajes aparentemente muy alejados -en el tiempo, el espacio y los objetivos- de su actividad, precisamente para utilizarlo en provecho propio. Puede que resulte que Von Clausevitz tuviera razón cuando afirmó que la economía es la continuación de la política por otros medios. ¿O dijo la guerra?

En cualquier caso si hay alguna moraleja es precisamente esa: todo es digerible y aprovechable por el sistema. Así, el ejemplo del gran Alejandro Magno y su "asimétrica" y triunfante campaña contra los persas también tuvo sus minutos de análisis en Davos. En las librerías pueden encontrar Estrategias de Liderazgo (editorial Desnivel), una especie de manual para empresarios basado en lo vivido por Shakleton y sus hombres en su aventura de supervivencia en la Antártida. Partiendo de los hechos reales, su autor ha elaborado diez estrategias de liderazgo que, al parecer, pueden convertir al lector en todo un gurú empresarial.

Yo mismo he participado dando charlas a grupos de responsables empresariales que querían saber sobre nuestras tribulaciones en las expediciones y la posible aplicación de logística y experiencias en sus ámbitos concretos de actividad. Lo que demuestra también cómo ha cambiado la mentalidad de los empresarios españoles. De todas formas siempre he pensado que el pobre Shackleton se asombraría al ver cómo hoy es puesto de ejemplo mientras en vida fue tachado de fracasado.

Pero lo cierto es que ahora se ve el talento y el acierto en todo lo que hizo, desde su atrevido anuncio en la prensa en el que prometía mucho frío, salario bajo y ninguna garantía de regreso y al que contestaron cinco mil personas, hasta su talento para improvisar y cambiar el objetivo sobre la marcha. La importancia que dio al trabajo en equipo y al liderazgo. Como importantes eran para él detalles como organizar partidos de fútbol sobre témpanos a la deriva, las lecturas de la enciclopedia británica o las obras de teatro que representaban, para que no decayese la moral de unos hombres a los que tuvo dos años sobreviviendo en el peor sitio de la Tierra.