Sin mucho que rascar

Triunfa el método y la pizarra con buenos futbolistas. Así juegan el primero y el tercero. Lo del segundo es capítulo aparte. O sea, que más de lo mismo. Benítez e Irureta serían potenciales ganadores en cualquier juego de mesa moderno. Me recuerdan al amigo jugón que nos acaba limpiando siempre en el Monopoli. El Madrid representa otra cosa. Depende de la inspiración de los genios y no de un entrenador intrépido y estudioso. Eso estorba, casi como meter Pavones con calzador. Del resto, pocos apuntes. Si acaso el desplome de Celta, Betis y la Real. Demasiadas exigencias. Medalla para Aguirre en Osasuna y orejas de burro para Rijkaard. Mención para Manzano que, tras olvidar la retórica, logra que el Atlético sea más de lo que realmente es.

Y en lo individual, Aimar y Ronaldo. Uno por seguir creciendo en la fantasía y el otro porque tiene más gol que el resto. Eso sí, del puesto de rey absoluto no mueven a Zidane. Justifican los millones pagados Beckham y Ronaldinho. El premio revelación se lo llevan Alves y Baptista, que costaron poco y dan mucho. Subirán más que el precio de la vivienda. Del producto nacional, poco. Si acaso la sutileza de Jesuli, que pide a gritos la camiseta nacional, la resurrección de Salva y la aparición del portero Calatayud. Poca chicha para la mejor Liga del mundo.