NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

No vamos a repetir más (por aquello de no aburrirles) que Fernando Alonso será algún día campeón del mundo de Fórmula 1. Pero como quizá falte algún tiempo para que el sueño se materialice (tranquilos, tampoco será demasiado) tengo que confesar que me encantaría que el eslabón de enlace entre el campeonísimo Michael Schumacher y nuestra figura ovetense no fuera otro que Juan Pablo Montoya.

Me parece que el colombiano supone un soplo de aire fresco en la F-1, tanto en lo deportivo como en lo personal. No es un tipo aburrido ni hierático, ni tampoco se ciñe al patrón de superestrella de los grandes premios. Dice las cosas cuándo y cómo las piensa, hasta el extremo de que va a pasar toda una temporada de carreras en un equipo en el que ya saben que ésta será su última en la escudería. ¡Vaya papelón!

Al volante es rapidísimo, espectacular, valiente (en ocasiones quizá demasiado), eficaz... Un pilotazo, vamos. Por eso fue campeón en Estados Unidos y quiere serlo en la F-1, porque la victoria es lo único que entra en su cabeza. Por eso Williams le hizo depositario de su confianza, aún a costa de sacarle los colores al hermanísimo Ralf. Por eso me gustaría que fuera el último campeón mundial antes de la era Alonso.