¿Año nuevo?

Es normal en estos días echar un vistazo al año que hemos dejado atrás y lo que nos espera en el futuro más próximo. Sin duda ya estarán puestos al día, en lo que respecta al deporte por este periódico, de la marcha de la Liga, de la Eurocopa que se disputará en Portugal, del Campeonato de Europa de Atletismo, del Rally Dakar, de los próximos partidos de la Champions, y muchos otros acontecimientos deportivos que, de una u otra forma, marcarán este nuevo año.

En otro apartado, la vida nacional estará marcada por las próximas elecciones y la boda del Príncipe con una simpática compañera de la tele, lo que demuestra que en la vida no hay nada decidido de antemano. Bueno, en realidad en estos apartados les supongo más que informados y es posible que en las próximas semanas estarán, incluso, abrumados de tantas noticias. Algunos tendrán tentación de exiliarse. Así que podría llegarse a la conclusión de que en realidad vivimos en el mundo de la comunicación perfecta, en el que las noticias son devoradas casi al mismo tiempo que se producen. Pero ¿es así en realidad?

Hace tiempo que hemos aprendido a conocer que la mayoría de las noticias y la gran mayoría de las famas son tan efímeras como la consistencia de los personajes que las encarnan, siguiendo la depresiva frase de McLuhan, de que esos tipos son producidos por una industria sin demasiados escrúpulos y para consumir de inmediato. Sin la tele ellos no serían nada y, más depresivo aún, quizás sin ellos esta tele y alguna prensa, tampoco serían nada. ¿Quién se acuerda ya de los personajes que arrasaban en las galas de Operación Triunfo, y de aquellos que se disputaban en Tómbola o en Crónicas Marcianas? Y de ellos, ¿quienes quedarán en unos años?

Más que nuevo, el año es casi siempre una repetición que nuestra memoria, y nuestra falta de perspectiva, trata de convertir en nuevo e irrepetible. Supongo que es la única forma de sobrevivir. No les voy a contar a ustedes que, en realidad, este Real Madrid es como el de los años cincuenta, con Ronaldo en el papel de Puskas, Zidane en el de Di Stefano, Roberto Carlos de Gento y así pongan los ejemplos que deseen. Vivimos vidas muy cortas en las que repetimos gestos, comportamientos y sentimientos.

Pero siempre hay otro que vio antes lo que nosotros vimos, sintió lo mismo que nosotros cuando besamos por primera vez a aquella chica, que no se nos ha borrado de la memoria, y se apasionó por la libertad y la justicia, y el amor, y se encolerizó por la injusticia y la estupidez. Igual que nosotros. Sólo el hecho de hacerlo nuestro lo convierte en algo nuevo. Por eso no dejen que su vida sea la de ellos. No se lo merecen y, además, no están a su altura. Apasiónense y busquen ese año "nuevo", que será el suyo. Atrévanse a fracasar, a ser derrotados. Pero háganlo con valentía. Equivóquense ustedes. No fichen defensas; es de cobardes.

*Sebastián Álvaro. Es director de Al Filo de lo Imposible.