-¿Ya es oficial su fichaje por el Kelme?

-Aún no, porque falta la firma. Pero es un trámite. Ya hemos quedado de acuerdo de palabra y estoy entrenándome con la bici del equipo, aunque todavía no me han dado el maillot.

-¿Cómo afronta esta nueva etapa?

-Con muchísimas ganas. Después del año tan duro que he tenido, con la desaparición del Coast, la reconversión en el Bianchi y los impagos, tema que aún está pendiente de resolver, se puede imaginar la tranquilidad que te da fichar por el equipo de tu tierra.

-¿Desde que ganó la Vuelta en 2001 no ha levantado cabeza?

-Han sido dos años muy complicados. En 2002 los problemas con la rodilla me impidieron correr el Tour y no pude preparar bien la Vuelta, donde sólo fui sexto. Y el año pasado la situación del equipo fue realmente caótica. Es difícil centrarse en un entorno como ése.

-¿Es consciente de que algunos piensan que ya está acabado?

-Puedo entender que después de dos años sin resultados haya quien tenga sus dudas. Sólo me queda entregarme, trabajar a fondo para despejar esas dudas. Lo único que necesito es reencontrarme a mí mismo. Y espero conseguirlo.

-El Kelme tendrá un líder joven y atacante, Valverde, y otro veterano y de control, usted ¿Puede compaginarse bien esto?

-Alejandro es un ciclista con una gran proyección. Será Belda quien decida la estrategia. A mí no me importaría ayudar a Valverde. Lo fundamental siempre es el equipo.

-¿Cuál será su principal objetivo este año?

-Ya digo, reencontrarme. En cuanto a metas concretas, aún tengo que hablar con Belda.